Omella y De Guindos reivindican las raíces de Europa para salir de la crisis
El presidente de la Conferencia Episcopal y el vicepresidente del Banco Central Europeo ponen el broche final a los encuentros El mundo post COVID-19 organizados por la Fundación Pablo VI
La Fundación Pablo VI ha celebrado ha puesto el broche este miércoles a los encuentros virtuales El mundo post COVID-19 con un debate de altura entre el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, y cardenal arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, que coincidieron en reivindicar los valores y raíces de Europa como motor para salir de la crisis provocada por la pandemia del COVID-19.
De Guindos reconoció el poso que el cristianismo ha dejado en la sociedad europea, que considera «fundamental», y, por ello, defendió que en este momento «es el adecuado para una mayor integración económica y cultural, para que Europa pueda jugar un papel más importante en el mundo». En este sentido, afirmó que Europa cuenta con un gran capital para hacer frente «a la peor crisis económica desde el final de la II Guerra Mundial», que lo constituyen sus planteamientos filosóficos y religiosos, las universidades… Defendió, así, la integración «como el camino a seguir» frente a las sociedades que se miran el ombligo, que creen que lo suyo es lo mejor y que no quiere compartir nada con el resto.
«Creo que la historia de la construcción de Europa —respondió el cardenal Omella— parte de la ilusión de un proyecto común, de amor a esta tierra que es Europa. Europa ha marcado un camino al unir países y, por tanto, hay que volver a las raíces, que son la tradición cristiana con valores de justicia, de respeto del otro…».
El purpurado recalcó la necesidad de que todos los actores sociales hablen y alcancen acuerdos por el bien común y no la propia ideología. «Tenemos que crear espacios donde podemos decirnos las cosas sin insultarnos y llegar a pactos entre políticos, pero también con las iniciativas sociales y privadas. Es el único camino», explicó.
De Guindos compartió esta visión, sobre todo en un momento, el actual, en el que se va a producir «un empobrecimiento importante» y se prevé una lenta recuperación. «Creo que el político que no se dé cuenta de que tiene que estar ahí, hacer propuestas y superar las divergencias ideológicas será penalizado desde el punto de vista electoral. Espero que los dogmatismos queden a un lado y el bien común esté por encima de todo», añadió.
Para Omella, el mundo actual necesita de «líderes sociales y políticos que sean coherentes, que lo que dicen lo cumplan y lo vivan y estén con los pies en la tierra». Y mostró la voluntad de la Iglesia de no solo no dividir, sino de «sembrar paz y unir a la gente; no poner más leña, sino ayudar a apagar el fuego».
El futuro del trabajo
Durante el encuentro virtual, el moderador, el periodista Fernando de Haro, planteó algunos de los desafíos que la sociedad tendrá que afrontar en la pospandemia. Uno de ellos es la digitalización de la economía y el trabajo.
De Guindos señaló que la economía «va a ser más digital» pero advirtió ante la posibilidad de que muchas personas se queden atrás porque no tienen los recursos necesarios. Puso como ejemplo la brecha digital que se ha mostrado en el ámbito escolar.
Para el cardenal Omella, el futuro que se está planteando tendrá que incorporar «la mirada de los más pobres», porque hay mucha gente que «todavía no tiene acceso a agua corriente, a medicinas». «Cuánta gente vive en una pandemia permanente. Necesitamos que todo el mundo una casa, un trabajo y un sueldo digno para vivir. Sin esto, habrá una brecha entre los que tienen mucho y los que no tienen nada. Tiene que haber un correctivo de solidaridad. Economía de mercado, sí, pero economía social de mercado, que es el correctivo que aplica la Doctrina Social de la Iglesia», apuntó.
La globalización
Otro de los temas que se plantearon durante el debate fue el de la globalización que, para el vicepresidente del BCE, «tiene luces y sombras». Destacó, fundamentalmente, que ha ayudado a millones de personas a salir de la pobreza. Así, afirmó que «la globalización va a continuar», pero cree que la actual crisis puede provocar algunos cambios, como por ejemplo, en cuestiones como la cadena de producción. Quizá ahora, explicó, se busquen proveedores más cercanos y que den mayor seguridad.
El cardenal Omella añadió hay que «estar muy atentos» ante la globalización e insistió en la necesidad de que todos caminemos en la misma dirección en estos momentos: «Nos necesitamos todos para temas tan importantes como la salud».
En este sentido, señaló que la situación actual debe llevar a la sociedad a valorar a la persona, sea quien sea y tenga la edad que tenga. Y recordó la situación de tantos ancianos: «Cómo ha gritado la sociedad cuando ha visto tantas muertes en las residencias. No podemos prescindir de ellos, aparcarlos y olvidarnos».
También a reforzar valores como la solidaridad, ante una economía que puede llevar al egoísmo, y la trascendencia, en este caso cristiana, que ofrece sentido a lo que está sucediendo.