Ocho maestros que harán que quieras ayunar esta Cuaresma
El Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo son días de ayuno y abstinencia; los viernes cuaresmales, solo de abstinencia, y todos los demás viernes del año y todo el tiempo de Cuaresma son días penitenciales. El sacerdote italiano Giulio Viviani recoge en ¿Por qué ayunar si no lo entiendo? (Palabra) numerosos argumentos para valorar esta disciplina que la Iglesia subraya en el tiempo litúrgico que comienza
Benedicto XVI: «Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios».
San Ignacio de Loyola: «Las penitencias externas principalmente se hacen por tres efectos: el primero, por la satisfacción de los pecados pasados; el segundo, por vencerse a sí mismo; y el tercero, para buscar o hallar alguna gracia o don que la persona quiere y desea, o por solución de alguna duda en que se halla».
Wojciech Giertych, teólogo de la casa pontificia: «Cuando uno come demasiado, su capacidad contemplativa disminuye. Si el hombre está demasiado pegado a las cosas que ocurren fuera, pierde la capacidad de percibir a Dios. Por eso nuestra relación íntima con Dios exige cierto ayuno, cierto silencio. Pero lo que se hace está motivado por el amor y no por la lucha con uno mismo de manera pelagiana, donde todo depende de nuestras fuerzas».
El Pastor de Hermas: «El ayuno es muy hermoso. Antes de nada, guárdate de toda mala palabra y de todo mal deseo, y purifica tu corazón de todas las cosas vanas de este mundo. El día de ayuno, calcula la cantidad de dinero que habrías gastado y dásela a la viuda, al huérfano, al necesitado. Esto observarás tú con tus hijos y toda tu casa, y observándolo serás feliz».
San Agustín: «No es correcto domar los propios miembros y desgarrar los miembros de Cristo. Luego será reprobado tu ayuno si a la vez te muestras severo con tu siervo. ¿Cómo va a aprobarse tu ayuno si no reconoces a tu hermano? Yo no pregunto de qué alimento te abstienes, sino qué alimento amas».
Pablo VI: «La Iglesia invita a todos los cristianos a responder al precepto divino de la penitencia con algún acto voluntario. (…) Donde abunda más el bienestar económico habrá de darse un mayor testimonio de abnegación, para que los hijos de la Iglesia no se vean arrollados por el espíritu del mundo».
Enzo Bianchi, prior de la comunidad de Bose: «El ayuno es un modo de expresar con todas las fibras de nuestro ser el hecho de que para nosotros el verdadero alimento es toda palabra que sale de la boca de Dios. Somos aquello de lo que nos alimentamos».
Tertuliano: «Hay un hecho que demuestra mejor que ningún otro el deber de ayunar. Y es este: que el mismo Señor ayunó. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén».