Nuevo Viaje apostólico de Benedicto XVI. Misionero en Croacia - Alfa y Omega

Nuevo Viaje apostólico de Benedicto XVI. Misionero en Croacia

Benedicto XVI se ha mostrado, contra toda previsión, como un Papa viajero. Este fin de semana vuelve a hacer las maletas, con motivo de su Viaje apostólico internacional número 19, que le lleva a Croacia, una etapa más de un periplo europeo que le llevará, en agosto, a Madrid y, en septiembre, a Berlín

Jesús Colina. Roma
Un cartel de bienvenida a Benedicto XVI en Zagreb
Un cartel de bienvenida a Benedicto XVI en Zagreb.

Al igual que hizo el Papa en su último viaje a España, el Pontífice insistirá en Croacia en la necesidad de que el país redescubra sus raíces cristianas, dado el preocupante proceso de secularización que atraviesa. Pero el contexto es muy diferente al español.

Croacia no sólo tiene que seguir superando las heridas dejadas en su historia por las décadas del comunismo yugoslavo de Tito y por las llagas de la guerra posterior. De los 4.429.000 habitantes de Croacia, 3.981.000 son bautizados católicos, es decir, el 89,88 %. La Iglesia católica ha sabido recrear una red de asistencia y educación en la que hoy estudian 13.362 alumnos desde jardín de infancia hasta la universidad, y dirige la mayoría de orfanatos, casas para ancianos y centros de asistencia para personas necesitadas. Los jóvenes croatas, en reacción quizá a las heridas del pasado, tienen los ojos puestos en el futuro y en un modelo de vida más consumista que fundado en los valores. La fe que sus padres supieron custodiar en tiempos de la persecución comunista se ha ido diluyendo rápidamente y, con frecuencia, la práctica religiosa entre los jóvenes alcanza porcentajes parecidos a los del resto de Europa occidental.

El cardenal Josip Bozanic, arzobispo de Zagreb, considera que el desafío más grande que tiene la Iglesia, en estos momentos, en Croacia es el de la secularización: «Cada vez está más presente en nuestra sociedad e influye, sobre todo, en las nuevas generaciones», reconoce. Por este motivo, Benedicto XVI quiere que el viaje gire en torno al lema que ha escogido para la visita: Juntos en Cristo. En la noche del sábado, presidirá una especie de ensayo de la Jornada Mundial de la Juventud, una vigilia de oración con los jóvenes en la plaza del Bano Josip Jelacic, de Zagreb. El otro gran encuentro del viaje tendrá lugar en la mañana del domingo, con la multitudinaria Misa con ocasión de la Jornada Nacional de las Familias Católicas Croatas, en el Hipódromo de Zagreb.

Puente para Europa

El cardenal Bozani explica que la Iglesia en el país siente la urgencia «de dedicarse a las familias, que están golpeadas por la cultura secularizada y que en este período sufren por la falta de trabajo, en una situación de dificultades sociales y económicas generalizadas».

El purpurado prevé que, con su visita, el Papa transmitirá su preocupación por la familia para «sensibilizar también a las instituciones civiles, para que sepan intervenir a favor de la familia, no sólo con palabras, sino también con intervenciones».

El Gobierno y las instituciones croatas han transmitido con mucho entusiasmo la invitación al Papa no sólo en virtud de las profundas raíces cristianas del país, sino también porque son conscientes de que la Santa Sede puede ser uno de los abogados morales más autorizados para que la Unión Europea responda a su petición de pasar a formar parte como miembro, una vez liberada del peso dejado por la guerra. El cardenal Bozanic aclara que la Iglesia está abierta a la petición de entrada de Croacia en Europa: «En el fondo, Croacia ha vivido desde siempre en el ámbito de la civilización europea. Pero somos también conscientes de las dificultades y de las posibilidades que la entrada de Croacia en la Unión Europa puede implicar».

Por este motivo, reconoce que, «ante este paso, nos parece importante subrayar la lógica del intercambio: sólo con el conocimiento recíproco de la propia identidad, cultural, historia y costumbres, los pueblos europeos pueden construir juntos una casa común. Creo que Croacia, dado que está situada en una región del continente en la que se encuentran y conviven personas pertenecientes a la Iglesia católica o a la Iglesia ortodoxa, así como personas de religión musulmana, está llamada a ser un lugar de diálogo confesional e interreligioso. Se puede decir que Croacia está llamada a ser puente para Europa».