Nuevo arzobispo de Tarragona: la renovación debe hacerse «con todo el pueblo»
Francisco acepta la renuncia de Jaume Pujol y nombra, como sucesor, al sacerdote Joan Planellas, decano de la Facultad de Teología de Cataluña
Abrir un proceso de «renovación» en Tarragona pero «sin enmendar a nadie». Con esta declaración de intenciones se presentaba el sacerdote Joan Planellas el sábado en Gerona, tras hacerse público su nombramiento como arzobispo de Tarragona, tras la aceptación por parte del Papa de la renuncia de Jaume Pujol, quien cumplió en febrero los 75 años.
Es inusual que se nombre a un arzobispo metropolitano sin haber pasado antes por una diócesis más pequeña. Joan Planellas (Gerona, 1955) reconoció entre bromas que al recibir la noticia se llevó un buen «susto», y asegura que necesitó la Semana Santa para recuperarse. Su nombre, sin embargo, no ha sido una completa sorpresa, ya que se trata de una figura eclesial muy conocida y de prestigio en todas las diócesis catalanas.
El arzobispo electo es en la actualidad decano de la Facultad de Teología de Cataluña, a lo que une una amplia experiencia pastoral directa en diversas parroquias, sello inconfundible de los nombramientos episcopales del actual pontificado. A Francisco, precisamente, dedicó buena parte de su primera rueda de prensa, mostrándose decidido a aplicar en Tarragona las reformas que impulsa el Papa, no a golpe de decretos, sino de la mano «con todo el pueblo, con todos los miembros de la Iglesia». Esas reformas, dijo, consisten básicamente a una «vuelta al Evangelio con una actitud humilde, de sencillez», en un contexto marcado por «la crisis religiosa en el mundo occidental». Se trata igualmente de una aplicación del Concilio Vaticano II, que necesita «largo tiempo» para llegar a implementarse, exactamente igual que sucedió con la gran reforma precedente en la Iglesia, la de Trento en el siglo XVI.