Nuevas restricciones a la Semana Santa: sin pueblo, procesión de ramos ni adoración a la cruz
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha actualizado sus orientaciones del 19 de marzo para la celebración de la Semana Santa. La Santa Sede ofrece indicaciones similares también a las iglesias de rito oriental
En los países afectados por medidas de restricción del movimiento para evitar la propagación del coronavirus los oficios de Semana Santa y la Vigilia Pascual se celebrarán sin el pueblo. Además, el Domingo de Ramos no habrá procesión por el exterior del templo, y el Viernes Santo solo besará la cruz en signo de adoración el celebrante.
Estas indicaciones, hechas públicas este miércoles por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, actualizan y completan las ofrecidas por el mismo dicasterio el 19 de marzo, después de haber dialogado con las conferencias episcopales más afectadas.
Así, si hace menos de una semana se indicaba que «los obispos darán indicaciones, de acuerdo con la Conferencia Episcopal, para que en la iglesia catedral y en las iglesias parroquiales, incluso sin la participación física de los fieles, el obispo y los párrocos celebren los misterios litúrgicos», dejando a los episcopados un cierto margen de maniobra, las nuevas normas contemplan que «celebren sin la presencia del pueblo, evitando la concelebración y omitiendo el saludo de paz».
La Semana Santa, día a día
Sobre el Domingo de Ramos, se indica que «la conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén se celebre en el interior del edificio sagrado», utilizando la segunda forma del Misal en las catedrales, y la tercera en parroquias y otros lugares.
El Jueves Santo, «se concede excepcionalmente a los presbíteros la facultad de celebrar la Misa, sin la presencia del pueblo, en lugar adecuado». Como ya se indicó, se suprime el rito potestativo del lavatorio de pies y la procesión con el Santísimo, que se reservará en el sagrario y no en el monumento.
Un día después, el Viernes Santo, en la celebración de la Pasión del Señor, se estipula que «la adoración de la Cruz con el beso se limite solo al celebrante». En la liturgia, ya estaba previsto en la oración universal incluir una intención específica por quienes se encuentran en peligro, los enfermos y los difuntos.
Por último, en la Vigilia Pascual, en las que se había establecido omitir el uso del fuego (se encenderá el cirio directamente) y toda la liturgia bautismal salvo la renovación de las promesas bautismales, se añade que se celebrará «solo en las iglesias catedrales y parroquiales».
Ayudas para los fieles
El decreto actualizado este miércoles recuerda además otras indicaciones. Se pide, por ejemplo, que se avise a los fieles a la hora del inicio para que puedan unirse en oración desde sus casas o puedan sumarse a transmisiones telemáticas, que deberán ser «en directo, no grabadas».
Se invita a las conferencias episcopales y diócesis a elaborar subsidios litúrgicos con el fin de acompañar la oración en los hogares y facilitar así la indicación de suplir la participación en los oficios con la oración doméstica. También se mantiene la libertad concedida a los episcopados para trasladar a otra fecha tanto la Misa crismal como las procesiones y otros actos de devoción.
A las iglesias orientales: aprovechar la riqueza litúrgica en casa
El decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos está acompañado de otro, elaborado por la Congregación para las Iglesias Orientales, que adapta estas indicaciones a las iglesias sui iuris. Dada la diversidad de ritos las orientaciones son mucho más genéricas: se mantiene la fecha fijada para la Pascua en cada calendario (juliano o gregoriano); limitar la presencia de fieles, incluidos el coro y otros ministros previstos en algunos de los ritos; omitir las partes de la liturgia que se celebran fuera del templo; promover la oración en familia como «una auténtica oración eclesial», que los sacerdotes que no puedan celebrar solo sustituyan las celebraciones por el rezo del oficio, y el traslado potestativo a otra fecha de la consagración del Santo Crisma.
El decreto hace además hincapié en que se anime a las familias a utilizar en su oración doméstica parte del rico patrimonio litúrgico de cada rito. Por ejemplo, rezando en casa parte de las celebraciones y utilizando las bellas oraciones penitenciales para el acto de contrición, utilizando el Viernes Santo los «preciosos textos que las tradiciones orientales presentan este día para la oración en torno a la cruz o la tumba de Cristo», o facilitando a los padres medios para hacer una explicación mistagógica a los niños del significado de los distintos gestos que se realizan en las celebraciones.
Se incluye también una invitación especial a que, en la noche de Pascua, «se invite a las familias mediante el repicar alegre de las campañas para juntarse a leer el Evangelio de la Resurrección, encender una lámpara y cantar algún troparion [himno propio de una fiesta, N. d. R.] o canciones típicas de su tradición que los fieles suelen conocer de memoria».