Nueva apuesta de Sant’Egidio: un corredor europeo
Uno de los grandes logros de la Comunidad de Sant’Egidio en los últimos años ha sido la creación, junto con algunas iglesias protestantes, de corredores humanitarios para traer de forma legal y segura a refugiados a Italia, Bélgica, Francia y Andorra. En España aún no ha sido posible, a pesar de que «se ha trabajado mucho con el Gobierno» y de la implicación del cardenal Osoro en su promoción. Pero mantienen la «esperanza de que se pueda conseguir», asegura Tíscar Espigares, su responsable en Madrid.
Precisamente para no depender de la buena voluntad de cada país, la comunidad prepara una apuesta más atrevida: un corredor humanitario a nivel europeo que permita la llegada de 50.000 refugiados desde Libia y su reparto. No se trata —explica Espigares— de imponer cuotas desde las instituciones. «Ese sistema fracasó», pues entre 2015 y 2017 solo Malta cumplió su cuota y seis países (la mayoría del norte) superaron el 50 % de la cantidad de reubicaciones asignada.
La fórmula que plantea Sant’Egidio sigue la filosofía de los corredores nacionales que desde 2015 han ayudado a unas 3.000 personas. «Funcionan exclusivamente con el respaldo de la sociedad civil, sin presupuestos de los gobiernos», subraya la responsable de Sant’Egidio. Estos solo autorizan la entrada y permanencia en el país. Son distintas entidades (desde familias hasta asociaciones, parroquias o congregaciones religiosas) las que se comprometen a acoger y a acompañar a los refugiados hasta su plena inserción. «La mitad de los que hemos traído ya tienen trabajo y autonomía. Es una propuesta que funciona».
En el caso del corredor europeo, lo único que se pide a la UE es que articule «un instrumento que facilite la entrada legal de los refugiados, que «llegarían de forma escalonada». El proyecto ya se ha presentado al primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, que «lo ha visto con buenos ojos. También estamos trabajando en distintas instancias de la UE».