«Nuestra intención es la escucha atenta a las víctimas»
Tres abogadas de Cremades & Calvo-Sotelo reciben los testimonios y recaban datos para elaborar un mapa de los abusos en la Iglesia. Piden que acudan más víctimas
El día 22 de febrero, poco después de la rueda de prensa de presentación de la auditoría que la Conferencia Episcopal Española (CEE) había encargado a Cremades & Calvo-Sotelo, el despacho recibió la llamada de una víctima. La primera. Teresa Fernández-Prieto Díaz, asociada del departamento de Derecho Penal, estaba al otro lado. Se lo propuso el presidente de la firma, Javier Cremades, y ella aceptó. Esa tarde habló con cinco, hora y media con cada una. Las cinco con episodios de abusos sexuales. «La primera llamada fue de una persona que había publicado su historia en un diario regional. Un hombre, porque la mayoría son hombres. Y tuve la enorme suerte de encontrarme con una persona educada, sensible, que me contó con naturalidad lo que le pasó. Había tenido sentimiento de culpa y problemas de identidad sexual y llamaba porque quería descubrir la verdad, sin rabia ni beligerancia. Eso me relajó mucho», cuenta a Alfa y Omega. Esa conversación la ayudó, también lo sabe la propia víctima, a comprender qué preguntas debía hacer, qué terminología emplear.
García-Prieto es una de las tres mujeres de Cremades & Calvo-Sotelo que están dedicadas a las víctimas, que han presentado hasta el momento 50 denuncias. «Nuestra intención desde el principio es la escucha atenta de verdad», explica. El equipo –integrado en el grupo de trabajo de 28 expertos presentado la semana pasada– lo completan Blanca Alguacil, abogada en el departamento de Penal, y Myriam Salazar, asociada del departamento de Derecho Civil. Siete semanas después de aquellas cinco llamadas, Salazar es ahora la que lleva el peso del contacto directo con las víctimas. A ella le han tocado llamadas, videollamadas y correos electrónicos. Son las propias víctimas las que eligen el canal para comunicarse. «Dejamos libertad para que nos relaten lo que quieran. Es un desahogo. En muchas ocasiones no se han sentido escuchadas y agradecen que alguien les dedique el tiempo que necesitan para lo que quieran contar», añade Salazar. A ella le ha sorprendido que en los relatos no hay inquina o rabia contra la Iglesia, a pesar de haber sufrido abusos de todo tipo. «Son conscientes de que lo ha cometido una persona, no la institución».
Teresa Fernández-Prieto aclara que la escucha tiene la finalidad de descubrir la verdad, el objetivo que no deben perder de vista. El ofrecimiento para acompañar «es real», confiesa, pero añade que no pueden valorar, pues no son psicólogos. Tampoco son jueces instructores ni un órgano enjuiciador. Necesitan datos para luego buscar la verdad. De hecho, mientras escuchan a las víctimas, las tres letradas, apoyadas por un equipo de Cremades & Calvo-Sotelo, obtienen información de otras fuentes: las comisiones de las diócesis y las congregaciones religiosas, con las que ya han mantenido contactos, la Fiscalía, los medios de comunicación… Toda la documentación será filtrada y analizada y se plasmará en un mapa que muestre la realidad de los abusos en la Iglesia. Lo que sí han descubierto en el contacto con aquellas personas que han sufrido abusos en este entorno es un sentimiento general de culpa. «Se sienten culpables por haber sido víctimas y por eso no lo contaban», continúa Salazar. Hay personas, añade, que se dieron cuenta de que fueron abusadas tiempo después del suceso.
¿Y qué pide cada víctima? Contesta también Myriam Salazar: «Uno puede pensar que pide dinero, pero no es lo que busca en muchos casos. Quiere que se sienten con ella, que reconozcan los hechos, admitan la culpabilidad y se la reconozca como víctima. Y que le pidan perdón a ella, no de forma generalizada». Blanca Alguacil se suma a la conversación: «A las víctimas no les gusta ser un número o una estadística».
En general, responden con agradecimiento y esperanza a esta iniciativa –«qué bien que estéis haciendo esto», le han dicho a Salazar–, aunque también un cierto escepticismo. «No saben si va a servir para algo y dudan de si volver abrir su corazón y su alma y revivirlo todo de nuevo», añade. En este sentido, varias asociaciones siguen rechazando esta investigación y critican «el despliegue de poderío nacional e internacional» de la firma legal mientras «omite a las víctimas».
Las abogadas animan a las víctimas acudir, incluso en persona, al despacho. «La muestra todavía es muy pequeña. Necesitamos que vengan más y que se sientan acompañadas para descubrir la verdad», subraya Teresa Fernández-Prieto. En este sentido, fuentes de varias oficinas diocesanas recuerdan a Alfa y Omega que la escucha y la atención ha de canalizarse a través de ellas.