Carlos Garfias: «Nuestra evangelización debe promover la paz»
Monseñor Carlos Garfias es el encargado de Justicia, Paz y Reconciliación de la CEM y arzobispo electo de Morelia
¿Por qué se perpetúa la violencia en México?
El crimen organizado favorece la delincuencia común porque da pie a que las víctimas pasen a convertirse en victimarios. Quienes se encuentran relegados en situaciones de pobreza y menosprecio pueden ver una salida en delinquir. Esta cadena se va alimentando si no se reconstruye la persona. Este es el punto central en que tenemos que actuar. Las violencias generan pérdida de identidad, de sentido de la vida y de pertenencia, y se mantiene vivo el enojo y el anhelo de venganza. También se genera resentimiento y agresividad por la desigualdad, vinculada a la corrupción.
¿Cómo se puede romper este círculo vicioso?
Para los que tenemos fe la oración es un elemento muy importante. Otra clave es el diálogo, y dentro de él la atención a las víctimas. Si les damos acompañamiento espiritual, psicosocial y jurídico, puede empezar la reconstrucción de la persona y de la sociedad.
¿Han visto frutos de la exhortación pastoral de los obispos en 2010 sobre la violencia?
El planteamiento no era que nosotros resolviéramos el tema de la violencia, sino cuál es la misión de evangelización que la Iglesia tiene en este contexto. Es importante que la evangelización tenga este enfoque de promoción de la paz. El problema se irá resolviendo en la medida que las autoridades colaboren con la sociedad civil y la Iglesia. Hace dos años, la Iglesia retomó el tema y me encargaron reforzarlo desde la Conferencia Episcopal. Entre las líneas fundamentales están la oración por la paz, el diálogo social, y la atención a los jóvenes y las víctimas.
Hasta ahora, usted ha sido arzobispo de Acapulco, que, con 105 homicidios por 100.000 habitantes, es la ciudad más peligrosa del país y la cuarta del mundo. Ahora el Papa le envía a Morelia, para continuar la labor del cardenal Suárez Inda, creado cardenal por el mismo Francisco.
Desde que llegué a Acapulco en 2010 empecé un camino de cohesión de la paz como proyecto de evangelización. Se puso en marcha junto con las autoridades la plataforma social Guerrero es Primero, con una agenda común basada en el diálogo, la atención a las víctimas, a los jóvenes, la educación para la paz y la atención a la salud física y mental. Se han hecho esfuerzos de capacitación, y se han puesto en marcha centros de escucha a las víctimas, otros para dar a los jóvenes alternativas mediante el ocio y la formación, grupos de autoayuda para mujeres, grupos de ahorro y un programa para fortalecer las familias. Hoy sueñan con crear un Instituto para la Paz. También he participado como propiciador y observador en el diálogo entre las autoridades y las policías comunitarias, que surgen de la sociedad civil para dar protección a sus pueblos. En Morelia (Michoacán), donde tomaré posesión en enero, ya me han planteado esta cuestión como una urgencia.