Novios fuertes: familias fuertes
Madrid ha acogido un nuevo encuentro Contigo, un fin de semana para novios en el que reflexionan sobre su relación a los ojos de Dios. Está abierto a parejas de toda España y a realizarse en otras ciudades
Dios hace nuevas todas las cosas. Incluidos los noviazgos. «Hay claridad donde antes había oscuridad, emoción donde había sequedad y descanso donde había cansancio». Leonor e Ignacio acaban de participar en el undécimo encuentro Contigo organizado el pasado fin de semana por el COF Sagrada Familia de la parroquia Buen Suceso de Madrid. «Veníamos con necesidad de vivir esto los dos juntos y con Dios», cuenta Leonor. Ignacio lo expresa a su modo y habla de «necesidad de bajar a la fuente, porque llevábamos una etapa secos». Les faltaba una «visión de cómo seguir evolucionando». Para ellos, Contigo ha sido un «regalo» y una «inspiración», sobre todo porque en estos encuentros reciben el testimonio de familias y «la experiencia de otros a la luz de la Verdad, da luz», resume Ignacio.
La confianza ha sido clave para Nazareth, Nachi, y Miguel Ángel. Llegados desde Cádiz y con una relación de siete años, se veían en el punto de «¿y ahora, qué?», un «queremos seguir juntos pero no sabemos qué hacer». Así que llegaron a Contigo en un momento de claro discernimiento. Además, «parecía que lo teníamos todo hablado» pero resulta que no, que han visto sus debilidades, y «nos hemos abierto mucho más al otro». Tanto, que Miguel Ángel ha sido capaz de contarle a Nachi cosas que tenía en su corazón que no habían salido. Para esta joven pareja, Contigo ha sido no uno, sino varios puntos de inflexión. Para empezar, han vuelto a poner a Jesús en el centro, haciendo su propia historia de amor. Y después, los testimonios que han escuchado les han hecho darse cuenta de que, por muy complicadas que sean las situaciones, «si está de Dios, todo va a cuadrar», en palabras de Nachi, mientras su novio recoge el fin de semana en un «te quiero con esta dificultad y veo que es posible». Como les dijo el sacerdote en la Eucaristía del domingo, punto álgido del encuentro, «aunque haya problemas, hay Uno que puede hacer nuevas todas las cosas; hacer de nosotros un buen vino para que demos frutos, porque la parte fuerte, el trabajo, lo hace Él».
Contemplativo y experiencial
Contigo nació en el seno del COF, al frente del cual se sitúan Carlos Carazo y su esposa Marta, que están a punto de cumplir los 27 años de casados. Ellos, que siempre vieron claro que su llamada como matrimonio era «atender a la familia», participaron hace cuatro años en Proyecto de Amor Conyugal y pensaron que «sería espectacular hacer algo parecido para los novios». El resultado es una experiencia «muy distinta», en la que todo el «grueso es muy nuestro: es contemplativo, muy descansado, en el que queremos que los novios recen, tengan tiempo para ellos, evitamos las prisas, con tono orante…». Acompañados de familias —los niños tienen mucha presencia en Contigo—, los novios viven un fin de semana muy experiencial y de testimonios, guiados por la lectura del Evangelio de la casa sobre la roca.
Además de Contigo, la parroquia ofrece un curso prematrimonial de tres meses. «Si estáis buscando un diploma —les dicen a los novios al comenzar—, este no es tu curso; si buscáis ser felices en el matrimonio, sí… y además, damos el diploma». Más que preparar el día de la boda, «prepara los 20.000 siguientes». Al curso empezaron a llegar novios sin fecha de boda, así que para ellos diseñaron un itinerario de al menos tres años que tiene mucha rotación, porque «el noviazgo es para dejarlo claro: o te casas, o lo dejas, pero esto es provisional». El perfil de todos ellos es «muy variopinto», desde novios casi adolescentes hasta de 55 años, «la mayoría con una cercanía a la Iglesia, algunos con hijos, conviviendo muchos, bastantes parejas en las que uno es creyente y el otro no…».
En esta pastoral subyace el acompañamiento. Acompañamiento de matrimonios reales, concretos, «con los que se puede hablar», que pueden contar las dificultades que han pasado, cómo las han superado… En una época de mucha «debilidad en los jóvenes», Carlos sostiene que «para poder entregarse hay que pertenecerse», y esto es «tener dominio de uno mismo, saber quién soy, para qué vivo, tener conciencia de mí mismo y dominar mis pasiones; tener conocimiento personal de mis heridas, mis debilidades, mis fortalezas, quererme bien… En el mejor de los casos, saberme hijo de Dios». Y porque parte de la premisa «novios fuertes: familias fuertes», ante este «gran desconocido» que es el noviazgo, «invertimos en novios fuertes».