«Nos han quemado iglesias y escuelas», pero «lo más importante es reconstruir el corazón de la gente» - Alfa y Omega

«Nos han quemado iglesias y escuelas», pero «lo más importante es reconstruir el corazón de la gente»

El misionero comboniano español Jesús Ruiz ha sido nombrado por el Papa nuevo obispo de Mbaïk (República Centroafricana)

José Calderero de Aldecoa

El Papa Francisco ha nombrado este miércoles obispo de Mbaïk (República Centroafricana) al español monseñor Jesús Ruiz Molina, hasta ahora obispo auxiliar de la diócesis de Bangassou. «Es un motivo de orgullo porque es una diócesis a la que quiero mucho y en la que he pasado nueve años trabajando con el pueblo pigmeo», ha asegurado Ruiz Molina en entrevista con Alfa y Omega. «Que el Papa me haya confiado esta diócesis para mí es una gran alegría y también mucha responsabilidad porque allá los desafíos son muy grandes», ha añadido.

El primer desafío, según este misionero comboniano burgalés, es el vocacional, pues «la diócesis tiene unos 20.000 km cuadrados, es decir como la provincia de Burgos y La Rioja juntas, y tan solo tenemos siete sacerdotes y diez religiosos».

Asimismo, ha señalado el desafío de la guerra, que ya dura ocho años y medio. «Nos han quemado iglesias, hospitales o escuelas», pero «lo más importante es reconstruir el corazón de la gente», ha expresado el prelado. «La gente está muy herida, por lo que debemos componer una nueva sociedad en la que podamos respetarnos como diferentes».

Jesús Ruiz Molina ha hablado por último de los pigmeos, «un pueblo totalmente abandonado, a los que se les ha considerado esclavos» y que en la diócesis tienen una nutrida representación. «Tenemos un desafío muy importante para estar con estos últimos, estos que no cuentan ni para los registros civiles. Nosotros queremos contar con este pueblo para manifestar el amor de Dios».

Primero, escuchar

Durante la entrevista, el nuevo obispo de Mbaïk también ha compartido algunas intuiciones de su ministerio. «Todavía es pronto para hablar de líneas de actuación» porque primero «tendré que sentarme con la gente que está allá».

Sin embargo, Ruiz Molina ha pensado muchas veces cómo le gustaría ejercer su ministerio: «Lo primero es la cercanía, visitar a la gente y escucharla mucho. La gente está muy traumatizada después de tanto atropello». Después, «tendremos que ponernos manos a la obra para que podamos empezar a abrir escuelas por todos los sitios. Los chicos llevan ocho años sin regularidad en la escuela».