El Papa anuncia una vigilia ecuménica para rezar por los frutos del Sínodo
Francisco ha dicho durante el ángelus que el camino para la unidad de los cristianos y el camino de conversión sinodal están relacionados
Aunque la mañana era desapacible, unas 15.000 personas, según las autoridades vaticanas, han acompañado al Papa Francisco en la plaza de San Pedro para el rezo del ángelus dominical, durante el que ha hecho un anuncio importante: la convocatoria el próximo 30 de septiembre de una vigilia en la plaza de San Pedro para rezar por el Sínodo. La Comunidad de Taizé será la encargada de organizar las actividades.
A las puertas de la tradicional Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se celebra del 18 al 25 de enero, el Pontífice ha asegurado que «el camino para la unidad de los cristianos» y «el camino de conversión sinodal de la Iglesia» están relacionados.
Francisco tampoco se ha olvidado de Ucrania. Aunque no ha mencionado explícitamente el brutal ataque de este sábado contra un edificio de civiles en Dnipro, en la jornada número 326 de la guerra ha renovado su petición de no abandonar a los ucranianos. «No olvidemos al martirizado pueblo ucraniano que sufre tanto. Seamos cercanos a ellos, con nuestros sentimientos, con nuestra ayuda y con nuestra oración», ha dicho.
Servir sin buscar nada a cambio
Antes, su reflexión ha girado en torno al Evangelio de este domingo, en el que Juan Bautista habla de Jesús como el que le precede. Francisco ha explicado que Juan prepara el camino al Mesías sin esperar nada a cambio y, sin buscar protagonismo alguno, «se retira de la escena para dejar paso a Jesús». Reúne a los discípulos y los forma, pero cuando llega Jesús no pretende que esas personas le sean fiel a él sino al Señor. Para el Papa, esta actitud es la propia «del verdadero educador», es decir, «no atar a las personas a uno mismo».
«Con este espíritu de servicio, con su capacidad de dejar sitio, Juan nos enseña una cosa importante: la libertad respecto a los apegos», ha asegurado Francisco. La lección es que «es fácil apegarse a roles y posiciones, a la necesidad de ser queridos, reconocidos y premiados. Y esto, aunque es natural, no es algo bueno, porque el servicio auténtico implica la gratuidad, el cuidar de los demás sin ventajas para uno mismo, sin segundas intenciones, sin esperar algo a cambio».
Por ello, el Papa ha recomendado «cultivar la virtud del hacernos a un lado en el momento oportuno, testimoniando que el punto de referencia de la vida es Jesús». «Aprender a decir adiós», ha resumido.
Algo especialmente importante para los sacerdotes, ha insistido el Pontífice. Porque estos no han sido llamados para ser protagonistas o por interés, «sino para acompañar a los demás hacia Jesús». Lo mismo ha de suceder en el caso de la relación entre padres e hijos, la amistad, la vida de pareja o la comunitaria: «Liberarse de los propios apegos y saber hacerse a un lado cuesta, pero es muy importante: es el paso decisivo para crecer en el espíritu de servicio».