«No somos salesianos ni hijas de la Caridad. Todos somos de Cristo»
El nuevo Plan Diocesano de Evangelización se quiere construir entre todos, con todos, para todos. La última presentación fue este sábado, a los religiosos, que –destacó monseñor Osoro– forman parte de «una Iglesia que se hace presente» en el necesitado
Las Hijas de la Caridad no podían quedarse de brazos cruzados ante lo que estaban viendo sus ojos. «Queríamos dar respuestas a los chicos, sobre todo marroquíes, que se pasaban el día en la plaza, sin hacer nada y esnifando pegamento», cuenta sor María Luisa. Decidieron tomar cartas en el asunto. «Salíamos a la calle, hablábamos con ellos y les ofrecíamos una ducha y una merienda. Venía el que quería. Más allá de la comida, les ofrecíamos acogida humana». Sor María Luisa y sus hermanas también ponían a disposición de los chicos una taquilla donde guardar sus pertenencias. «Estaban en situación de calle, así que les venía bien tener un sitio en el que poder guardar sus cosas», explica esta religiosa de 66 años. «Atendíamos –añade sor Lucía– las necesidad de los chavales, que se quedaban a los 18 años fuera del sistema de protección. Les estuvimos acompañando y dando un poco de cobijo en nuestra casa».
Al terminar la presentación del Plan Diocesano de Evangelización, el arzobispo se trasladó a otra de las salas del Seminario Conciliar de Madrid, para saludar y arropar al recién creado Grupo-Comisión Fermento, constituido oficialmente solo minutos antes de la llegada de monseñor Osoro. El objetivo es «ser memoria y acicate de la comunión. Servir para unir». La comisión, que se integrará dentro de la Vicaría de Pastoral Social e Innovación, está formada, entre otros, por María José Delgado, de las Misioneras de la Unidad; Antonio García Rubio, párroco del Pilar; Carmen Lope, de la Comunidad Tierra de Encuentro; Pedro Jesús Domínguez, de la Comunidad Pueblo de Dios; Miguel García-Baró, profesor de Comillas e iniciador de la Asociación Amistad y Encuentro Religioso, y Alberto Barroso, presidente nacional del Movimiento Teresiano de Apostolado.
Monseñor Osoro ya participó en la primera reunión del grupo, también en el Seminario, antes del verano. En este segundo encuentro, se materializó la comisión y una hoja de ruta para el curso 2015/2016, en la que están previstas dos grandes vigilias abiertas a toda la archidiócesis.
Formación frente a drogadicción
Al hogar de las Hijas de la Caridad, situado en la calle de Espoz y Mina, también fueron invitados los salesianos. Los chavales necesitaban algo más que una ducha y un café para dejar las drogas. Necesitaban una formación que asegurase su futuro. Los salesianos «siempre nos hemos caracterizado por la formación», afirma Jota Llorente, presidente de la Federación de Plataformas Sociales Pinardi, de los Salesianos. Las Hijas de la Caridad «nos propusieron entonces hacer un centro mixto, en el que ellas se seguirían encargando de la primera atención, del acompañamiento de los chicos, y nosotros asumiríamos la parte de formación. En vez de separar las cosas, lo que hicimos fue montar un proyecto en conjunto», relata Llorente. Así nació el Centro Lumbre, que atiende a unos 30 chavales en los talleres de formación, a otros 50 en apoyo escolar y al que más de 300 personas acuden para participar en los programas de búsqueda activa de empleo.
Lumbre es la respuesta de Salesianos e Hijas de la Caridad ante una situación de necesidad de la que eran testigos en primera persona. Esa respuesta conjunta ha permitido una atención más digna e integral para los beneficiarios. Trabajar juntos también ha supuesto un aprendizaje para ambas congregaciones. «Descubres que no eres tan distinto. Nosotros no somos ni los salesianos seguidores de don Bosco, ni las Hijas de la Caridad seguidoras de san Vicente de Paúl; todos somos seguidores de Jesucristo. Con el carisma propio de nuestros fundadores pero el centro y el origen es Jesús», asegura Jota, que es el representante de los salesianos en el centro. «Intentamos responder juntos a las necesidades de estos chavales», concluye Llorente.
Presentación del PDE
Iniciativas como el Centro Lumbre pertenecen, como dijo monseñor Osoro este sábado, a «una Iglesia que ya está en camino y que se hace presente». Presente en la vida de los chicos que esnifaban pegamento en la calle y que hoy se forman en peluquería y electricidad. El arzobispo pronunció estas palabras ante cientos de religiosos que abarrotaban el Seminario Conciliar para conocer el nuevo Plan Diocesano de Evangelización (PDE).
Durante el encuentro, el arzobispo aseguró que «este Plan no va a quitar nada de lo que normalmente ya se hace en cada realidad eclesial». Sin embargo, matizó, «sí se pide que tengamos un tiempo para trabajar sobre los asuntos que están más de actualidad en la Iglesia». Los pobres y necesitados no están de actualidad: son la esencia del Evangelio.
El grueso de la presentación corrió a cargo de Carlos Aguilar, vicario de Evangelización, que presentó un folleto en el que se explica el PDE, cuyo título es Comunión y misión en el anuncio de la alegría del Evangelio.
Los religiosos volverán a verse las caras este fin de semana en Madrid, donde se celebra el Encuentro de Vida Consagrada en España. Los participantes reflexionarán sobre la espiritualidad en la vida consagrada como camino de belleza y la misión y el servicio de los consagrados.
Nebod está casado y tiene dos hijos. Es ecuatoriano y como miles de compatriotas dejó su país al quedarse sin trabajo. En España comenzó una nueva vida como peón. Pero «aquí también me quedé sin trabajo», cuenta. Y con una familia que mantener, apareció por la Asociación Puente de Esperanza. Con ellos ha realizado distintos cursos de capacitación laboral. Ahora se siente acogido y preparado para afrontar su futuro laboral.
Puente de Esperanza surgió de tres congregaciones (Nuestra Señora de la Compasión, Religiosas de la Asunción y Apostólicas del Corazón de Jesús) que «nos reuníamos para poner en común las reflexiones del Sínodo de Madrid. En ese compartir surgió una inquietud por dar respuesta a la situación de los inmigrantes de nuestro entorno. Lo veíamos en la calle», explica María Estrella Morales, una de las fundadoras. Abrieron entonces un local para acogerles. Con el tiempo se convirtió en la Asociación Puente de Esperanza y a las tres congregaciones fundantes se sumaron otras nueve. Hoy son 86 personas, entre religiosas y laicos, los que comparten misión en el proyecto.
Mercedes Ginel, religiosa de Nuestra Señora de la Compasión es la presidenta. Para ella, la multicongregacionalidad del proyecto es «por pura fidelidad al Evangelio. Que todos seamos uno… Se han terminado los tiempos de mi escuela, mi parcela, mi parroquia. Es una gran riqueza». El entre todos, con todos, para todos se hace realidad en Puente de Esperanza.