No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido
Martes. San Matías, apóstol / Juan 15, 9-17
Evangelio: Juan 15, 9-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».
Comentario
«No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca». ¿Cómo escogió Dios a Matías?
En primer lugar, con toda seguridad podemos decir que, aunque no pertenecía al reducido grupo de los doce apóstoles escogidos por Jesús, Matías formaba parte del grupo amplio de los discípulos. Por tanto, en cierta manera ya había sido llamado por Jesús. Esto pudo suceder de forma directa —porque Jesús le invitase a seguirle— o de forma indirecta —porque él se sintiese llamado, al haber escuchado la predicación de Jesús—. Fuera como fuese, Matías percibió que la vida le iba en seguir a aquel hombre, que había nacido para ello. Conocer a Jesús era lo que siempre sin saberlo había buscado. ¿Pero cuál iba a ser su misión concreta junto a Él?
Es ahí donde aparece la voluntad de Dios expresada a través de la Iglesia. En primer lugar, le seleccionan los apóstoles junto a «José, llamado Barsaba» como candidato para ocupar el lugar dejado por Judas entre los apóstoles. Dios habló a través del discernimiento de los apóstoles, seguramente por sus dones. Pero entre ambos no supieron elegir a ninguno de los dos. Así que «les repartieron suertes, le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles». ¿Era el azar una forma de expresar la voluntad divina?
Está claro que así lo pensaron los apóstoles, siguiendo una tradición antigua de Israel. Lo aparentemente azaroso era para ellos en realidad una forma de dejar en las manos invisibles e incomprensibles de Dios la elección del apóstol. Pues, a cada uno de ellos les resultaba también azarosa su propia elección: más allá de algunos elementos generales, ¿por qué escogió a Pedro? ¿Por qué a Juan? La voluntad Jesús era en ese punto inexplicable de manera racional. Así debía ocurrir entonces también con Matías.
Pero eso no significa que los apóstoles pensarán que azar era en realidad una determinación oculta de la voluntad unilateral divina. el azar aparecía como el espacio abierto para que la libertad humana pudiera actuar con carta de realidad sin sentirse oprimida por una determinación absoluta de Dios. El azar era el espacio libre que deja Dios al ocultarse para que la libertad humana se ejerza con toda su fuerza. El azar permitía que Matías dijera sí sin sentirse forzado por un decreto divino eterno.