«No sirve de nada saber que el Resucitado está vivo si no vivimos como resucitados»
«Pentecostés trajo a los jóvenes discípulos una alegría que los hizo renacer», dijo el Papa durante la Misa de Pentecostés
Durante la Misa de Pentecostés, el Papa denunció la actual forma de vida en la que se buscan soluciones rápidas, «una pastilla detrás de otra para seguir adelante, una emoción detrás de otra para sentirse vivos» y aseguró que lo que necesitamos es el Espíritu. «Es Él quien pone orden en el frenesí, paz en la inquietud, la confianza en el desánimo, la alegría en la tristeza, la juventud en la vejez, el valor en la prueba» y, gracias a Él, Jesús no es un personaje del pasado sino «una persona viva hoy», afirmó.
La celebración tuvo lugar en la plaza de San Pedro. En ella, Francisco habló del renacimiento de los discípulos por «obra del Espíritu Santo» cuando, «poseídos por la incertidumbre, pensaban que habían llegado al final». Sin embargo, «fueron transformados por una alegría que los hizo renacer».
En este sentido, invitó a «vivir como resucitados». De lo contrario, «no sirve de nada saber que el Resucitado está vivo».
Espíritu de unidad
Por otro lado, el Pontífice también se refirió al Espíritu Santo como Espíritu de unidad y pidió acudir a su intercesión ante las desarmonías y divisiones actuales: «están los que tienen demasiado y los que no tienen nada, los que buscan vivir cien años y los que no pueden nacer» y en esta era de la tecnología estamos distanciados: «más social pero menos sociales».
El Espíritu Santo «reúne a los distantes, une a los alejados, trae de vuelta a los dispersos. Mezcla diferentes tonos en una sola armonía, porque ve sobre todo lo bueno, mira al hombre antes que sus errores, a las personas antes que sus acciones», aseguró el Santo Padre.
Al final de la homilía, el Papa exhortó a no devolver mal por mal y a no pasar de víctimas a verdugos. Al contrario, pidió ser «hombres espirituales que devuelven bien por mal y responden a la arrogancia con mansedumbre, a la malicia con bondad, al ruido con el silencio, a las murmuraciones con la oración, al derrotismo con la sonrisa».
Por el cese de la violencia en Sudán
Tras concluir la Eucaristía, Francisco rezó el último Regina caeli del año junto a los fieles. Antes de rezar la oración mariana, el Pontífice pidió oraciones por Sudán «para que cese la violencia y se busque el bien común en el diálogo».
El Obispo de Roma, que ha manifestado en repetidas ocasiones su intención de visitar el país, afirmó que las noticias que llegan le «despiertan dolor y preocupación».