Monseñor Ruiz Arenas: «No me puedo escudar en la oración para descuidar a los pobres»
En su mensaje para la Jornada Mundial de los Pobres, que la Iglesia celebrará el próximo 15 de noviembre, Francisco recuerda que «si queremos ser plenamente cristianos tenemos que compartir su situación, ser solidarios con ellos y preocuparnos por que haya justicia social». Así lo resume el secretario del Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización, monseñor Octavio Ruiz Arenas
¿Cómo definiría la relación del Papa con los pobres?
La Jornada Mundial de los Pobres nació en el marco del Jubileo de la Misericordia. El Santo Padre fue presidiendo distintas celebraciones con sacerdotes, laicos, movimientos, instituciones de la caridad, etc. La penúltima celebración fue el Jubileo de los Pobres, que tuvo como protagonistas a indigentes y a las personas más necesitadas. Fue una misa en la basílica de San Pedro, con unas 7.000 personas; hubo varios testimonios y el Papa se conmovió mucho. En la homilía describió cómo tenemos que dirigir nuestra mirada hacia aquellos que reflejan el dolor del Señor. Francisco nos enseñó que no se trata simplemente de dar una limosna o de tener una actitud de paternalismo, sino que tenemos que tratar de ayudar de forma integral al pobre, mirándole a los ojos y haciéndole protagonista. Si queremos ser plenamente cristianos tenemos que compartir su situación, ser solidarios con ellos y preocuparnos porque haya justicia social.
¿Cuál cree que es la idea principal que quiere trasmitir el Papa a los cristianos con este mensaje?
En este mensaje el Papa hace hincapié en que no podemos dejar de confiar en Dios en las situaciones más difíciles, como la de esta pandemia, pero al mismo tiempo insiste en que si soy cristiano no me puedo escudar en la oración para descuidar a los pobres. Los mismos padres de la Iglesia decían que si yo estoy orando y en ese momento llega alguien que necesita mi ayuda, tengo que aparcar la oración e ir a consolarlo y buscar como servirle mejor. Francisco quiere que nos sacudamos de la globalización de la indiferencia. Por eso nos invita a descubrir la presencia de Dios en los más pobres y vulnerables.
El Papa habla de promover un verdadero encuentro con los pobres. ¿Cómo lo traduciría en la práctica?
Este es uno de los aspectos que la Iglesia ha querido marcar de forma clara con la doctrina social, sobre todo a partir del Concilio Vaticano II y de san Juan XXIII. Tenemos que pensar que los pobres son una realidad a la que tenemos que tender la mano de forma permanente. Para ello es necesaria la pobreza espiritual. No se trata de dar una limosna o de hacer voluntariado de vez en cuando, sino de hacer lo que hizo Jesús, que se encarnó en el sufrimiento de los hombres. De esto depende la credibilidad de la Iglesia. Los cristianos nos tenemos que diferenciar del resto por salir al encuentro del pobre y del que sufre y no rechazarlo nunca.