No hay donantes para alimentar a los sirios - Alfa y Omega

No hay donantes para alimentar a los sirios

Es el motivo, o la excusa, que ha dado el Programa Mundial de Alimentos para cesar la ayuda al país

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No basta con haber sobrevivido a las bombas o a las amenazas del Estado Islámico. Esta frase, que aquí ventilamos en una lectura rápida, lleva implícitos traumas de por vida en familias enteras, las que han tenido la suerte de escapar. Aunque eso se traduzca en años de malvivir en carpas improvisadas para refugiados que ya nadie recuerda.

Las guerras superpuestas eliminan el reguero de las anteriores. Irak, Siria, Ucrania, ya no son. La angustia por el dolor ajeno en aquel que todo lo tiene a mano responde a los input del telediario de turno o la red social más incisiva. Y no solo en los particulares. Las instituciones, la ayuda a la reconstrucción, el pensamiento y la acción internacional, también desaparecen con el tiempo y las nuevas preocupaciones. Tanto es así que, a comienzos de este 2024, el Programa Mundial de Alimentos canceló su ayuda a Siria, donde, en la actualidad, el 90 % de la población vive bajo el umbral de la pobreza. En este número conocemos a Hazzah, que ya no tiene miedo a los bombardeos, sino a que su familia se muera de hambre. La muerte siempre ronda a los mismos. Su salario no cubre ni el 30 % de las necesidades básicas de su casa y, como el 55 % de sus compatriotas, él y los suyos están a las puertas de tener desnutrición.

Nos cuenta el franciscano Fadi Azar que gracias a esta ayuda internacional llegaba leche para los bebés, por ejemplo. Pero la agencia de la ONU justifica esta desastrosa decisión asegurando que las donaciones se han visto mermadas drásticamente. La otra cara de la moneda es que el foco ahora está en Gaza. La gran pregunta es si la humanidad se rige por el espejo de la solidaridad ligada a la actualidad o si la comunidad internacional podría tener la capacidad de donarse también a los muertos traumáticos de ayer y a los que silenciosamente fallecerán. Pero para eso hay que pensar más allá de la geopolítica y la relación entre estados. Para eso hay que pensar en la humanidad.