No es verdad 868 - Alfa y Omega

En los viejos trenes españoles lo decían de otra manera diferente a como lo dice El Roto en la viñeta que ilustra este comentario: en cada vagón había unos carteles en los que se leía: Es peligroso asomarse al exterior… La verdad es que aquí llueve, pero fuera de aquí diluvia.

Despacho 24… del Palacio de Cristal de las Naciones Unidas. Nueva York. Reunión de notables en torno a una mesa ovalada para dar curso a lo decidido en un yate, en aguas de Honolulú, por cuatro capitostes rodeados de sus escoltas de seguridad, antiguos jefes de los Cascos Azules de la ONU que cometieron aquellas barbaridades en África, ¿recuerdan? Los del yate se han rasgado los mandiles al comprobar cómo este Papa Francisco es considerado el personaje más importante del año incluso en las principales revistas internacionales. ¡Intolerable! ¿Pero cómo es posible, a pesar del descrédito que el miserable comportamiento de algunos miembros de la Iglesia había logrado suscitar? Conclusión, en titular de periódico: La ONU condena al Vaticano. Demoledor informe sobre la responsabilidad de la Iglesia en la pederastia. La sorpresa y la indignación surgen inmediatamente. ¿La ONU puede condenar a alguien que no sea a sí misma? ¿Acaso hay alguna institución en el mundo actual que merezca más condena que la ONU? El Comité de la ONU sobre los derechos del niño se ha pasado varios pueblos en su sectario ataque a la Iglesia católica. El Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas habla con toda claridad: un solo caso de pederastia en la Iglesia es intolerable. Las estadísticas de la propia ONU hablan de 40 millones de abusos de niños cada año en el mundo. La Iglesia católica hace mucho que ha pedido perdón y reaccionado. ¿Cuándo lo van a hacer los demás? El Secretario de Estado del Papa Francisco anuncia que «la Santa Sede responderá al ataque, y lo hará de manera articulada».

Ya es sabido que los lacayos de toda condición no le darán a la articulada respuesta de la Santa Sede la cobertura mediática que le han dado a lo de la ONU, pero eso no le impide a la Iglesia definir el ataque de la ONU como «un intento de injerencia en las enseñanzas de la Iglesia sobre la dignidad de la persona humana y en el ejercicio de la libertad religiosa». En el informe del Comité para los Derechos de la Infancia, hay pasajes que parecen escritos antes de 2010, cuando ya Benedicto XVI, en su Carta a los católicos de Irlanda, entonó públicamente el mea culpa de la Iglesia. Los más respetables y acreditados comentaristas han reconocido que ninguna organización debe andarse con medias tintas, a la hora de condenar ese crimen, pero que la Iglesia católica ha hecho seguramente más que cualquier otra institución del mundo por afrontar el problema radicalmente, y seguirá haciéndolo. Que la ONU aproveche esas miserias humanas de algunos miembros de la Iglesia para arrimar el ascua a su escuálida sardina moral y denigrar la doctrina católica sobre uniones homosexuales, aborto y contracepción es algo que sólo denota la calaña moral de esa institución, que no tiene autoridad moral ni para condenarse a sí misma y que ha ido, como ha denunciado el padre Lombardi, «más allá de sus competencias», en un «documento anómalo».

Hace unos meses, en enero de 2013, Hiram, la revista del Gran Oriente de Italia, reivindicaba orgullosamente los orígenes masónicos de la ONU, y para demostrarlo citaba el hecho de que las Naciones Unidas «fueron ideadas y queridas por tres hermanos masones: Roosevelt, Truman y Churchill». ¿Qué diría de toda esta basura ideológica sectaria el gran dominico español Francisco de Vitoria, que según Benedicto XVI fue «precursor de la idea de las Naciones Unidas»? ¿Qué diría a esa desalmada concejala socialista de Boadilla del Monte que se ha permitido afirmar públicamente que «la atención médica a los niños con malformaciones condenados a una existencia de sufrimiento y de asistencia médica es costosísima»? La Asociación de Abogados Cristianos ya ha interpuesto una denuncia contra ella. Rubalcaba se ha ufanado hace poco de que el PSOE reparará los destrozos del PP. ¿Los destrozos de los niños abortados también?