No es verdad 853 - Alfa y Omega

JM Nieto ha pintado una viñeta, en ABC: dos pescadores en aguas revueltas, sentados en una cloaca comentan: Se atisba la salida del túnel de la crisis, a lo que el otro replica: ¿Y por qué tienen que salir primero los asesinos múltiples? A esta pregunta tan elemental como lógica, tras la deleznable sentencia de los catedráticos burócratas de Estrasburgo (una cosa es ser catedrático de Derecho, como el socialista español señor López Guerra, y otra juez), quizás pueda responder otra viñeta que ha aparecido estos días en la prensa: la de El Roto, que ha pintado, en El País, a un juez que dice: Los juicios son lentos; si quieren rapidez, ahí tienen los prejuicios. Efectivamente: da toda la impresión de que aquí hay muy poco juicio, y mucho prejuicio.

A pesar de lo difícil que es sorprenderse ya de nada, no ha dejado de sorprender la inusitada rapidez con la que se han reunido los miembros de la Audiencia Nacional para empezar a poner en la calle a quienes donde menos tendrían que estar es en la calle. Son muchos ya los juristas de prestigio que se han extrañado de tanta celeridad; entre otras razones, porque en otros países de Europa lo que digan en Estrasburgo se respeta, pero luego se decide en el propio país lo que haya que decidir. Y no se entiende ni medio bien siquiera por qué eso no se hace en España, si se puede hacer en otros países de Europa; como tampoco se acaba de entender por qué razón no se cumple la segunda parte de la sentencia de Estrasburgo, es decir, no se les indemniza a los que no hay que indemnizar y, sin embargo, la primera sí. Y como tampoco se entiende, por ejemplo, por qué no se les sigue aplicando la doctrina Parot sobre los años de pena que les queda por cumplir, con lo que deberían seguir unos años más en la cárcel. Esperemos que, al menos, los asesinos y violadores sean seguidos de cerca y puedan volver cuanto antes a su sitio natural, porque, ya que el arrepentimiento no aparece por ninguna parte, volverán a las andadas antes o después, y se les podrá aplicar la nueva legislación, sin atenuantes ni estrasburgos. Puesto uno a sorprenderse, también asombra que la ignominiosa salida de prisión de estos criminales sea televisada en directo, y la foto de la vergüenza salga, sin vergüenza alguna, a las portadas de los periódicos. ¿No es eso lo que encima buscan ellos? Y, en vez de encontrarse con el desdén y el desprecio, se encuentran con la publicidad de sus gestas y sonrisas. Puesto uno a sorprenderse, causa sorpresa suprema el hecho de que todavía haya unos cientos de asesinatos de ETA sin dilucidar y no se haya visto, en los últimos años, prisa alguna por hacerlo. Va a tener razón El Roto en lo de los juicios y los prejuicios…

Doña Ana Velasco Vidal Abarca, hija de un asesinado por ETA, se ha preguntado: ¿Realmente tiene la culpa Europa, o es Europa la coartada? No es mala pregunta. Hermann Tertsch ha escrito, en ABC: «Ahora se suma la terrible sospecha de que este Gobierno ha asumido el peor legado de Zapatero como propio». Para The New York Times, la asesina de 24 personas en Madrid es una militante vasca, y se ve que para los de Estrasburgo también. Sigue habiendo interesados en que toda la degradación etarra sea algo político, ¿por qué será? Ignacio Camacho ha escrito, en ABC, sobre «un absurdo Derecho permisivo, propio de una democracia tan estúpida como para favorecer a sus enemigos»; y Martín Prieto ha ironizado, en La Razón: «El Tribunal de Estrasburgo lo tomamos como si lo presidiera Gandhi», y también: «De haberse constituido en 1945, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo habría ordenado la liberación inmediata de la jerarquía nazi». Y José María Carrascal se ha preguntado: «¿Se puede llamar a esto la derrota de ETA? Si ésta es una derrota, no quiero imaginarme lo que sería una victoria».

P. D.: se le ha concedido este año el Premio Príncipe de Asturias de las Artes al director Michael Haneke, que ha declarado: «Me preocupa cómo las ideologías puritanas basadas en la represión y en la humillación, como la religión, acaban por generar la menos deseable de las sociedades». ¡Pues qué bien!… Eso es arte, ¿no?