Niños que ayudan a niños, desde hace 170 años - Alfa y Omega

Niños que ayudan a niños, desde hace 170 años

María Martínez López

Este domingo se celebra en España la Jornada de la Infancia Misionera, con el lema Con los niños de Europa…, acogemos a todos como Jesús. Así, termina el ciclo de cinco años dedicados a cada uno de los continentes. Además, este año es especial por otro motivo: la Infancia Misionera cumple 170 años. Para celebrarlo, se ha convocado un concurso de dibujo para niños en todos los países donde está esta Obra. Os presentamos los tres dibujos ganadores de España:

Primer Premio: La amistad

Jeroni López Fernández, que tiene 8 años y vive en Mallorca, ha sido el ganador del primer Premio del concurso de dibujo de Infancia Misionera. Nos explica que, con su dibujo, «he querido mostrar la amistad» entre los niños. Esto está relacionado con lo que les explicó su profesora de Religión en el colegio Joan Mas i Verd: «Nos habló de la Infancia Misionera, y de cómo los niños ayudan a otros niños», que es el lema de esta organización. Ganar este Premio ha sido toda una experiencia para Jeroni, que, junto con los otros dos ganadores, viajó, hace dos semanas, a Madrid para recibir su Premio y tuvo la oportunidad de conocer a los Príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, en el Palacio de la Zarzuela. Además, les regalaron unas huchas antiguas del Domund y una copia de sus dibujos para las infantas Leonor y Sofía.

Segundo Premio: Hay que ayudar al prójimo

Gema, la ganadora del segundo Premio, conoce y colabora desde hace tiempo con la Infancia Misionera, a través del grupo de niños misioneros que hay en su colegio, el Nazaret Los Realejos, de Tenerife. «Nos reunimos de dos a tres cada jueves, con mi tutora. Nos dan revistas Gesto, o alguna otra revista sobre misiones, y vemos vídeos de las cosas que pasan en otros lugares». Además de participar en la Jornada de la Infancia Misionera con su dibujo, Gema hace algo mucho más importante: «Este mes hemos estado recaudando dinero para los niños de Camerún. Lo que más me gusta del grupo es hacer pulseras para luego venderlas, y así recaudar dinero para las misiones». Por eso, en su dibujo se ve una mano y a un montón de niños: «Quería transmitir que hay que ayudar al prójimo».

Tercer Premio: Todos podemos dar algo

Pablo tiene 11 años y vive en Bolaños, un pueblo de Ciudad Real. En su dibujo, que ha ganado el tercer Premio, «he querido mostrar cómo un niño occidental y un niño del tercer mundo pueden dar lo poco o lo mucho que tienen. La bolsa que tiene el niño africano representa las pocas riquezas de ese país, que también ellos quieren compartir». Con su clase, Pablo participa «en el Domund y en otras campañas, y recogemos bastante dinero todos los años. También soy misionero cuando veo a alguien necesitado e intento ayudarle. Además, hace poco en Ciudad Real tuvimos la Misión Cofrade, y a mi pueblo vinieron varios misioneros».

Qué es un niño misionero

En la entrega de los Premios de dibujo, Jeroni, Gema y Pablo pudieron conocer a Baptistine Ralamboarison, nacida en Madagascar, que es la Secretaria Internacional de Infancia Misionera. Nos ha explicado que, «cuando un niño dice: Soy misionero, quiere decir que está compartiendo sus oraciones. No sólo reza por sí mismo y por su familia, sino por todo el mundo», en especial por «todos los niños y niñas». También es misionero «cuando tiene algo, y dice: Yo quiero también compartirlo. Eso es ser misionero. ¡No es difícil! Si todos diéramos lo que podemos, creo que el mundo iría mejor».

Baptistine está convencida de que los niños pueden ser los mejores misioneros. Cuando están convencidos, «son muy creativos, saben lo que quieren y muchas veces logran llegar donde el adulto no puede ir; porque a un niño se le escucha más». Por ejemplo, un niño que se acostumbra a rezar en el colegio, «cuando llega a casa, antes de cenar, anima a sus padres a rezar con él», y así les ayuda a ser mejores cristianos. Otro ejemplo son los niños de la República Democrática del Congo. Los de un grupo hicieron turnos «para llevar cada uno una banana, y venderla en el pueblo a beneficio de la Infancia Misionera». Otros, cuando les dijeron que tenían que esconderse en la selva por la guerra, respondieron: «¡No tenemos que olvidar lo que vamos a dar a la Infancia Misionera!».

RELACIONADO