Ser alguien, ser humano, ser persona, implica tener un rostro, un nombre y voz. Si los tienes, te sientes digno. Si te los roban, no tienes identidad, te conviertes en invisible. En Sierra Leona miles de niñas son invisibles. Viven, trabajan y duermen en la calle. Por la noche se dedican a la prostitución. De día sienten, piensan y actúan como niñas.
En el centro de Freetown me encontré al primer grupo de ellas. Me acerqué, hablé de los peligros de la prostitución y les ofrecí hacerse un reconocimiento médico. También ofrecí a las niñas un osito de peluche: nunca habían tenido una muñeca en sus manos. Un sentimiento de profunda compasión surgió entonces en mi corazón: «Tenemos que hacer algo por ellas». Así nació el programa Girls shelter + que ofrece alojamiento, comida, atención médica, apoyo psicosocial, búsqueda de sus familias, reunificación familiar y, sobre todo, la oportunidad de volver a la escuela o de realizar una capacitación laboral.
Sin embargo, cubrir las necesidades básicas y empoderarlas a través de la educación no era suficiente. Teníamos que hacerlas visibles, darles rostro, voz y nombre, porque el tráfico y la prostitución infantil son lacras de la humanidad y para desterrarlos de la sociedad hay que mostrar la realidad y luchar todos juntos para atacar las causas que están en la raíz de esta injusticia global.
Así vio la luz el documental de Misiones Salesianas Love. Con este filme las niñas podían contar sus historias, denunciar a sus explotadores y luchar por sus derechos. En abril presentamos Love en doce ciudades españolas y también estuvimos en el Senado. En Bruselas llegó al Parlamento y a la Comisión Europea. El 22 de junio pasado, en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra, las niñas invisibles de Freetown se convirtieron en embajadoras de las 150 millones de menores forzadas a la prostitución en el mundo en un evento titulado Las niñas sin nombre. En este foro internacional el mundo pudo ver sus rostros, escuchar sus nombres y su voz, y la presencia de la primera dama de Sierra Leona hizo más fuerte aún la denuncia.
Querido amigo y amiga, vea el documental Love en misionessalesianas.org o en YouTube y no se avergüence si se le escapa una lágrima. Será el signo de que es humano y de que tiene un corazón. Y súmese a la denuncia. No se calle. Ponga su amor en acción y haga algo concreto para desterrar este mal social. Si todos unimos nuestras voces y acciones, entonces sí, las niñas invisibles de Sierra Leona y del mundo volverán a ser niñas con nombre y apellido.