Nicolás Castellanos, candidato al Premio Nobel de la Paz
La Fundación Nobel solicita más información sobre el obispo emérito de Palencia de cara a sus premios del año que viene. «La pobreza debe desaparecer si queremos que haya una paz duradera en todo el mundo», dice
El Premio Príncipe de Asturias de la Concordia y obispo emérito de Palencia, Nicolás Castellanos, ha estado en España estos días para presentar su libro Memorias, vida, pensamiento e historia de un obispo del Concilio Vaticano II. Este religioso agustino, obispo de Palencia de 1978 a 1991 y misionero en Bolivia desde entonces, ha sido propuesto para el Premio Nobel de la Paz del año 2022, por su trayectoria en favor de la paz y la justicia.
«Debe haber 300 aspirantes, yo soy uno más», dice con humildad el obispo emérito de Palencia al habla con Alfa y Omega con un pie prácticamente en el avión que le lleva de vuelta a Bolivia. La novedad ahora es que la institución organizadora del galardón se ha dirigido a la Fundación Hombres Nuevos –la impulsora de la candidatura– «para pedir más datos y recabar más información» sobre su labor.
Colaborador de este semanario desde hace varios años, don Nicolás afirma que «yo siempre lo he tenido muy claro. La paz tiene que nacer de la justicia, y eso es lo que buscado toda mi vida: como agustino, en Palencia primero y ahora en Bolivia».
Según el obispo, «siempre he tenido dos preferencias: Jesús de Nazaret y la justicia en el mundo. Todo lo que ha dicho y hecho Jesús ha sido siempre mi inspiración, y le doy gracias porque ha marcado toda mi vida». Esto lo ha podido concretar sobre todo «en la labor que he podido hacer con los más jóvenes. Hemos trabajado mucho para que tengan educación, que es algo fundamental para que haya justicia y paz. Solo en Bolivia hemos creado más de 100 escuelas. Esa es una de las claves de mi vida».
¿Qué diría en caso de que finalmente el Nobel llegara y pudiera pronunciar un discurso que todo el mundo escucharía? «Es algo que veo tan lejano y tan distante que no lo he pensado, pero si fuera así insistiría en que para conseguir la paz primero la pobreza debe dejar de ser la ignominia de la humanidad. La pobreza debe desaparecer si queremos que haya una paz duradera en todo el mundo. La opción por los pobres es la única opción para que haya una convivencia fraterna y solidaria».