Nacimientos por Madrid para asombrar a niños y mayores - Alfa y Omega

Nacimientos por Madrid para asombrar a niños y mayores

La capital cuenta con nacimientos de todos los tipos, desde los «muy napolitanos» del siglo XVIII a otros para los pequeños

Rodrigo Moreno Quicios
Belén de la basílica de la Milagrosa.
Belén de la basílica de la Milagrosa. Foto: Rodrigo Moreno Quicios.

«La basílica de la Milagrosa tiene, aparte del nacimiento frente a su altar, otros dos belenes en su sacristía». Según nos cuenta Andrés Cantarero, su sacristán, el primero de ellos tiene unos 30 años, «está creado especialmente para los niños» porque sus figuras están accionadas por motores que «dan vida a sus carpinteros y alfareros», dispone de «un río natural, un estanque con peces y ponemos humo que sale de las casas». El segundo es más monumental, tiene la mitad de antigüedad y cada año lo instala la asociación belenista La Milagrosa con figuras de José Luis Mayo y de los hermanos Castells. Es tal su calidad que los colegios de alrededor «nos envían para verlo a niños de catequesis de Primera Comunión». Además, sus belenistas acostumbran a recorrer los centros culturales y las parroquias de Madrid para instalar nacimientos.

Belén de la parroquia de San Ginés.
Belén de la parroquia de San Ginés. Foto: Parroquia San Ginés.

Otro belén que merece la pena contemplar en la capital es el de la parroquia de San Ginés, con imágenes del siglo XVIII y vestidos con «mantos de los infantes de Isabel II», nos revela su párroco, Antonio-Hernán Gómez. Las imágenes, de 1,40 metros de altura, conforman un conjunto «muy barroco, muy napolitano y con ropajes muy ricos». Sus figuras están elaboradas «en sus brazos y en sus manos, con madera de cedro policromada». Mientras que los cuerpos están fabricados en una variedad de pino.

Un tercer nacimiento reseñable es el de la parroquia de San Manuel y San Benito. Según Ana Correro, una de las voluntarias que lo coordina, se retomó en 2020 tras el parón que supuso la pandemia y «a los niños les encanta porque se quedan obnubilados con su noria». «Se encaraman a la barandilla para poder verlo de cerca y siempre preguntan si el musgo es de verdad», añade, pues procede de un vivero. Salvo dos palmeras, «todas sus plantas son naturales».

Belén de la parroquia de San Manuel y San Benito.
Belén de la parroquia de San Manuel y San Benito. Foto: Rodrigo Moreno Quicios.

Según su párroco, Modesto García, el proceso de realización es «un trabajo oculto que da muchos frutos», pues Ana y otra feligresa llamada Beatriz comienzan a prepararlo «desde finales de septiembre y siempre están haciendo casas nuevas» para completarlo y ampliarlo.