Morandi: «No existe ninguna "apertura" a las uniones entre personas del mismo sexo»
El secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, monseñor Giacomo Morandi, ha comentado en Vatican News el reciente estudio de la Pontificia Comisión Bíblica ¿Quién es el hombre?. Ante la controversia suscitada en torno al libro al hablar de uniones homosexuales, Morandi asegura que en la Biblia «no hay ejemplos de “unión” legalmente reconocida entre personas del mismo sexo»
¿Cuál es el propósito del documento sobre antropología que acaba de publicar la Pontificia Comisión Bíblica?
El documento afirma que pretende ser «una interpretación fiel de toda la Sagrada Escritura respecto al tema antropológico». Este se basa en un procedimiento expositivo original que ha tomado como texto de referencia el relato fundacional de Génesis 2-3… porque estas páginas bíblicas son consideradas fundamentales por la literatura neotestamentaria y por la tradición dogmática de la Iglesia. En definitiva, el texto pretende promover una visión global del proyecto divino sobre el hombre, que comenzó con el acto de la creación y se realiza en el transcurso del tiempo, hasta su cumplimiento en Cristo, el hombre nuevo, que constituye la clave, el centro y la meta de toda la historia humana.
Algunos se sorprendieron por la declaración sobre la posibilidad de que los cónyuges se separen, a pesar de que esta es la posición tradicional de la Iglesia. ¿Eso significa abrir el divorcio? ¿Qué significa ese pasaje y cómo se relaciona con la enseñanza de la indisolubilidad?
La enseñanza de la Iglesia, con el código de Derecho Canónico, ya concede a los cónyuges válidamente unidos por el sacramento del Matrimonio el derecho a separarse en ciertos casos particulares. Pero este hecho no ha significado nunca ninguna legitimación del divorcio, entre otras cosas porque el sacramento válidamente contraído nunca puede ser anulado por ningún otro acto. Por el contrario, es diferente la hipótesis en la que el matrimonio se reconoce como nulo desde el principio: este es el caso de los procedimientos para la declaración de nulidad. Sin embargo, a veces hay situaciones en las que la convivencia entre los cónyuges se hace prácticamente imposible por diversas razones. Es precisamente en estos casos que la Iglesia admite la separación física de los cónyuges y el fin de la cohabitación. Sin embargo, los cónyuges que están válidamente unidos por el sacramento del Matrimonio no dejan de ser marido y mujer ante Dios y, por lo tanto, no son libres de contraer una nueva unión. La comunidad cristiana está llamada a estar cerca de estas personas y a ayudarlas a vivir cristianamente su situación, como recuerda con autoridad el catecismo de la Iglesia Católica en el número 1649. El documento de la Pontificia Comisión Bíblica sigue exactamente esta línea y, ciertamente, no se abre al divorcio, como algunos, de manera distorsionada o instrumental, creen o quisieran.
Otros párrafos que han llamado la atención son los relativos a la homosexualidad. Hay quienes han leído en el documento de la Pontificia Comisión Bíblica una apertura a las uniones entre personas del mismo sexo. ¿Es así?
Desde hace algún tiempo, sobre todo en la cultura occidental, se han alzado voces de disensión respecto al enfoque antropológico de la Escritura, tal como la Iglesia la entiende y la transmite en sus aspectos normativos; todo ello se juzga a menudo como el simple reflejo de una mentalidad arcaica e históricamente condicionada. Sabemos que diversas afirmaciones bíblicas, en el ámbito cosmológico, biológico y sociológico, han sido consideradas gradualmente como superadas con la progresiva afirmación de las ciencias naturales y humanas. En este sentido, algunos dicen que una nueva y más adecuada comprensión de la persona humana impondría una reserva radical sobre el valor exclusivo de la unión heterosexual, a favor de una aceptación análoga de la homosexualidad y las uniones homosexuales como una expresión legítima y digna del ser humano. Además –se argumenta a veces– la Biblia dice poco o nada sobre este tipo de relaciones, que por lo tanto ya no deberían considerarse ilícitas desde el punto de vista moral. Se trata de una aproximación ideológica y parcial a la antropología. En realidad, el documento en el número 185 dice textualmente: «La institución del matrimonio, constituida por la relación estable entre marido y mujer, se presenta constantemente como evidente y normativa en toda la tradición bíblica. No hay ejemplos de “unión” legalmente reconocida entre personas del mismo sexo». Por lo tanto, no existe ninguna apertura a las uniones entre personas del mismo sexo, como algunos lo han afirmado erróneamente.