Monseñor Rico Pavés: «Vencemos el miedo al lado del Corazón de Jesús»
«Vencemos al miedo cuando ponemos nuestro corazón al lado del Corazón de Cristo». Este consejo y ponerse delante de Dios con humildad, que es «saberse sostenido por unas manos más fuertes», son algunas de las recomendaciones que el obispo auxiliar de Getafe, monseñor José Rico Pavés, hizo al más de un centenar de jóvenes que se reunieron el sábado por la noche en la basílica del Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerro de los Ángeles
Una de las noches más cortas del año, la del sábado al domingo, más de 150 jóvenes de diócesis españolas como Madrid, Toledo y Albacete se congregaron en el centro geográfico de España, el Cerro de los Ángeles, para velar en torno al Sagrado Corazón de Jesús. En el mes dedicado a esta devoción que es el centro de la vida cristiana, Jóvenes por el Reino de Cristo (JRC) –sector de jóvenes del Apostolado de la Oración– organiza esta vigilia desde 2009. Ese año se celebraba el 90º aniversario de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús en 1919, y más de 2.000 jóvenes se reunieron en el Cerro la víspera de la renovación de dicha consagración.
Los encuentros se han seguido celebrando después, primero para preparar la Jornada Mundial de la Juventud de 2011 en Madrid, y luego con la vista ya puesta en el centenario de la consagración, en 2019. El encuentro comenzó con una vigilia de adoración, presidida por el consiliario nacional de JRC, Francisco Martín de Vidales, que recordó a los jóvenes que, antes de seguir el lema de la noche –Amigos fuertes del Corazón de Cristo–, no hay que olvidar que, primero, «Jesús es tu amigo fuerte. Si estás triste, cuéntaselo. Y deja que Él te cuente Sus tristezas», les invitó.
Al terminar la vigilia, se dejó el Santísimo expuesto toda la noche, y los jóvenes hicieron turnos de vela. Cuando no estaban ante el Señor, durmieron al raso a los pies del monumento al Sagrado Corazón. La noche terminó con el rezo de Laudes, al que siguió la Misa presidida por el obispo auxiliar de Getafe, monseñor José Rico Pavés.
En su homilía, monseñor Rico Pavés se preguntó: ¿Cómo puede ser que «quien ha comprobado que a nadie importamos tanto como a Jesús» le acuse de que «no te importa que nos hundamos»? ¿Por qué «verse ante una situación que nos supera es mayor que la sensación de tener a Cristo en nuestra barca, aunque duerma?». Con estas preguntas, relacionadas con el texto evangélico de ese día –la tempestad calmada–, comenzó a explicar que «este reproche hace a los discípulos crecer en una relación nueva con Cristo».
«Aún no conocían a Cristo»
Los discípulos actúan así –explicó el obispo– porque «aún no conocían a Cristo. La sensación de hundimiento o desvalimiento ante circunstancias que nos pueden viene siempre por no conocer a Cristo. Cada ocasión es un momento precioso para conocer al Hijo de Dios que se ha hecho hombre». Jesús también les reprocha a los apóstoles su cobardía. «La cobardía –subrayó el obispo– «es el vicio de quien considera que el miedo es superior a las propias fuerzas. La cobardía se supera mirando a las causas del miedo, y el miedo se vence creciendo en confianza. Vencemos al miedo cuando ponemos nuestro corazón al lado del Corazón de Cristo. Al ensancharse nuestro corazón, retrocede también la cobardía».
La tempestad calmada nos enseña también «el poderío del Señor sobre la creación». Dios «frena la soberbia de las olas», de lo cual el obispo auxiliar de Getafe también extrajo una lección: «Quien se presenta ante Él sin reconocer su estatura, acaba experimentando esa sensación de hundimiento». Por eso, su tercer consejo a los jóvenes fue crecer en humildad, que consiste en «saberse sostenido por unas manos más fuertes».
Monseñor Rico Pavés concluyó recordando a los jóvenes que «la fe se pone en ejercicio creyendo. Y ese ejercicio de creer pasa por confiar en medio de las dificultades». Al terminar la Eucaristía, se puso punto final al encuentro. Los jóvenes quedaron ya convocados para la Vigilia de 2016, en la que comenzará la verdadera cuenta atrás para el centenario de la consagración de España al Sagrado Corazón.