Monseñor Osoro ya tiene el terreno para la Ciudad de la Esperanza en Madrid
El arzobispo de Madrid ha revelado que ya tiene el terreno para comenzar en Madrid la construcción de la Ciudad de la Esperanza, un proyecto de acogida y reinserción de personas sin recursos que asumió cuando era arzobispo de Valencia
«Vamos a hacer la Ciudad de la Esperanza, os llamaré, porque tenemos que trabajar juntos para hacerla. El terreno ya lo tengo, pero la construcción la haremos entre todos. Tenemos que hacer un lugar donde esto lo podamos vivir, y que lo podamos regalar a los jóvenes, no sólo los de Madrid », afirmó el arzobispo de Madrid, don Carlos Osoro, durante la Vigilia mensual con los jóvenes que presidió este viernes en la catedral de la Almudena.
«Después de escuchar al Señor, pensé que hay que buscar lugares donde podamos aprender a ser ese nuevo Juan que tiene la vida de nuestro Señor, y ver por qué caminos tenemos que entrar», reveló a los jóvenes durante la Vigilia.
La Ciudad de la Esperanza es una iniciativa de integración para personas sin hogar situado en Aldaia (Valencia) que monseñor Osoro asumió como proyecto diocesano cuando era arzobispo de Valencia. Desde que llegó a Madrid señaló su intención de abrir un centro similar en la capital, y ya ha reconocido que tiene el terreno para realizarlo.
Para llevarlo a cabo, el arzobispo de Madrid cuenta con los jóvenes, junto a los que celebró la tradicional Vigilia de los primeros viernes de mes, en la catedral de la Almudena. «Cristo es la revolución de la esperanza. Todos los que estamos aquí estamos llamados a ser testigos de esta revolución, hoy, en España», afirmó monseñor Osoro, que interpeló a los asistentes: «Jóvenes, sois Juan el Bautista, porque Juan preparó la venida del señor, pero vosotros estáis preparando la segunda venida del Señor. Él nos llama a ser como Juan, en nuestro tiempo y circunstancias concretas. El Señor quiere que cada uno de vosotros seáis Juan. Es urgente que los hombres sientan como hermanos. Hay que dar esta noticia. Somos testigos de que cuando tenemos a Cristo en nosotros, regalamos fraternidad, encuentro, regalamos tu amor. Tenemos que anunciar a los hombres que los hombres vean la salvación que es Jesucristo. Por mucho que busquen los hombres, no hay otro proyecto mayor que este. Tenemos que anunciar esto a todos».
El arzobispo pidió a los jóvenes: «No seáis hombres y mujeres que miran al suelo. Mirad hacia arriba, ¡mirad a Dios! Y descended también hacia los más pequeños, los más insignificantes, los que nadie considera. Qué invitación más maravillosa nos hace el Señor en este Adviento. Haced la revolución de la esperanza. Vamos a hacerlo, entre todos».
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