Monseñor Blázquez: «La evangelización es siempre la dicha de la Iglesia»
¿Programas? Para la Presidencia de la CEE, «no hay ni candidatos ni programas, de modo que yo no tengo programa», dijo el arzobispo de Valladolid, preguntado sobre cuáles sería sus prioridades al frente del Episcopado. «Si deseamos y queremos convertir en temas de reflexión para la Asamblea Plenaria las insistencias, las prioridades apostólicas cercanas a los necesitados que el Papa nos viene mostrando. Pero no tengo programa. Entre todos lo diseñaremos para entre todos recorrerlo».
El Papa Francisco marca el inicio de este período, a pocos días de la visita ad limina, «que a todos nos ha producido una impresión extraordinaria», sobre todo los encuentros con él en pequeños grupos. «Fue como el hermano mayor con los hermanos menores. Además, el Papa Francisco tiene la gracia de enseguida abatir las barreras invisibles que pueden crearse entre nosotros. No necesitamos buscar con qué palabras decir las cosas. Se pueden decir directamente sin recovecos ni preparación, espontáneamente. Él enseguida muestra un rostro espontáneo, cercano, y la reacción que suscita es semejante».
Cuando se cumple un año de la elección del Pontífice, monseñor Blázquez no tiene reparos en calificarlo como «un regalo de Dios a la Iglesia». Tanto el obispo de Roma como su predecesor, Benedicto XVI, «nos están dando un ejemplo de eclesialidad, de fe cristiana, de colocarnos todos al servicio de la comunidad cristiana y de los demás».
Algo que monseñor Ricardo Blázquez destaca del estilo del nuevo Papa es como, «desde el principio, ha manifestado cómo el amor de Dios se tiene que testificar con amabilidad. El Papa Francisco siempre va mostrando la dimensión humana del evangelio, y esta dimensión aparece con mayor nitidez en las situaciones de mayor postración que podemos tener las personas», ya como con los enfermos, o los indigentes.
Ése es el camino también para España. «Creo que nuestra sociedad, todos nosotros, necesitamos que diariamente se nos anuncie el evangelio, necesitamos todos profundizar en las raíces de la esperanza, hay motivos para la esperanza, aunque en muchos momentos nos sintamos como abrumados por las dificultades y las incertidumbres».
El mejor aliado que puede tener la Iglesia es el corazón del hombre, ya que «hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, y llevamos en nuestro interior una querencia profunda de Dios», aunque, «durante algún tiempo», podamos «desplazarlo, a lo mejor relegarlo como a vía muerta, darle la espalda…».
«Queremos transmitir el Evangelio desde la sintonía con el amor de Dios», añadió el presidente de la CEE. «Que sepan todos que la Iglesia es una casa con puertas abiertas, y especialmente» para los más pobres y marginados. «En el evangelio aprendemos a adorar a Dios y a servir a los demás».
Agradecimiento al cardenal Rouco
Monseñor Ricardo Blázquez fue elegido en la mañana del miércoles en primera votación, y por una impresionante mayoría de 60 votos sobre 79. Poco después, se hacía pública la elección del arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, para la Vicepresidencia.
«No hace falta mucha presentación para don Ricardo», dijo, al comienzo de la breve comparecencia ante la prensa del nuevo Presidente, el Secretario General y portavoz de la CEE, el sacerdote José María Gil Tamayo, poco después de la elección. «Es un teólogo de fama internacional, que ha participado en dos Sínodos» en Roma, cuyos escritos e investigaciones «son muy conocidos», añadió, tras destacar el amplio historial de monseñor Blázquez en diversas responsabilidades en la CEE: presidente entre 2005 y 2008, vicepresidente desde entonces (dos mandatos), presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe (1993-2003)…
Las primeras palabras del arzobispo de Valladolid a los medios fueron de agradecimiento a los demás obispos, por «la confianza que han depositado en mí». Antes, en la Plenaria, a puerta cerrada, se había dirigido de manera especial al arzobispo de Madrid y Presidente saliente, el cardenal Rouco, «y lo hago de nuevo ante todos —dijo—, por el servicio muy largo que ha prestado a nuestra Iglesia en España, y continuará prestando».
Monseñor Blázquez recordó que fue consagración episcopal fue como auxiliar de Santiago, siendo arzobispo monseñor Rouco, a quien ya unía una vieja amistad desde los tiempos de la Universidad Pontificia de Salamanca. «Yo comencé la tarea docente siendo rector don Fernando Sebastián, y vicerrector, don Antonio María», resaltó.
Preguntado por referencias a temas como el aborto o la unidad de España en el discurso inaugural de su antecesor (la pregunta, más bien, estaba formulada de tal modo, que pretendía contraponer a uno y otro obispo), monseñor Blázquez respondió que el cardenal Rouco se había atenido «a los documentos que la CEE ha ido emitiendo», fruto todos ellos de «una reflexión no sencilla, con muchas horas de escucha de unos y de otros, para poder llegar a un a postura en determinados temas».
En todo caso, resaltó que «lo fundamental de nuestra misión es transmitir la fe en esta generación nuestra, a las generaciones que van llegado, a los que ya somos adultos y a los que se van despidiendo de la vida. Que siempre haya transmisión de la fe con esta insistencia de evangelizar en nuestro tiempo. La evangelización es siempre la dicha de la Iglesia, la misión fundamental de la Iglesia, y desde la evangelización derivan luces también para la vida en sociedad, para el respeto de la vida en todo su trayecto, en todas las circunstancias de la vida, no sólo en el comienzo y en el final, también, por ejemplo, en niños de la calle, y en niños que son convertidos en soldados muy prematuramente, abusando de su dignidad».