Moisés Mato: «Necesitamos seguir gritando que la no violencia existe y es eficaz»  - Alfa y Omega

Moisés Mato: «Necesitamos seguir gritando que la no violencia existe y es eficaz» 

Este miércoles se celebra el Día Internacional de la No Violencia y, en mitad de la escalada bélica en Oriente Próximo, este pedagogo y director teatral defiende la no violencia como «la única respuesta humana ante cualquier conflicto»

Ester Medina
Moisés Mato, pedagogo es el fundador del Teatro de la Escucha
Moisés Mato es el fundador del Teatro de la Escucha. Foto: Valentina Mato.

¿Cómo se puede celebrar este día de la no violencia cuando la tensión en Oriente Próximo escala vertiginosamente?
Más razones para celebrarla. La no violencia es una realidad que hay que gritar constantemente porque parece que lo único que vale es la guerra. Hoy es un día para gritar que existen otras opciones que han funcionado, porque la no violencia ha funcionado también en tiempos de guerra, es la única respuesta humana ante cualquier conflicto y sigue siendo posible. Y por supuesto sería posible también explorarla en esta guerra en Oriente Próximo que todo el mundo tiene tan presente. Como mínimo necesitamos seguir gritando que existe la posibilidad de la no violencia, y que ha sido eficaz.

¿Qué ejemplos concretos vemos de no violencia en el pasado y en el presente?
Realmente hay muchos. Existen estudios de universidades americanas que han demostrado que, cuando ante un conflicto se han usado estrategias no violentas, ha funcionado muchísimo mejor que cuando se han usado estrategias violentas. Por ejemplo, las mujeres de Liberia se enfrentaron a la guerra y consiguieron pararla, obligando a firmar la paz a las distintas facciones en disputa. Entendían que la paz la tenían que defender ellas porque eso los hombres no lo hacían. Ha habido también resistencias desde la Primera Guerra Mundial hasta hoy con mucha gente que se ha negado a coger las armas. Hay hoy gente en Israel negándose a coger las armas y hay 16 dictaduras en el mundo que se han superado de forma no violenta. Llevamos un siglo y medio de experiencias muy contundentes de que no hay ninguna razón que no sea la codicia, el negocio, la obstinación ideológica o el nacionalismo exacerbado, para emprender una guerra.

¿Entonces la no violencia no es una utopía?
Utopía, en realidad, significa la esperanza por un mundo mejor. Y algo que mucha gente ignora o no quiere saber, es que la utopía lleva implícita como consecuencia una tarea. La persona utópica asume el compromiso de intentar que toda su vida se oriente hacia esa utopía. Por tanto, ahora precisamente lo que estamos teniendo es una muerte de las utopías. El problema que tenemos es el pragmatismo político, los intereses que rompen la utopía, este realismo que siempre impone el sistema y que lo da como el realismo suyo, el globalizador y del que nadie se puede salir. Y si alguien se sale es utópico. Pues quizá ser utópico es la única forma del ser humano de ser realmente humano, porque significa que no acepto el estado de la cuestión y que me comprometo a luchar para que no sea ese el resultado.

Con motivo de este día, el Colectivo No Violencia ha organizado una serie de eventos para celebrarlo bajo el lema Transformar el mundo con la fuerza del amor. Entre los eventos se encuentran la mesa redonda Palestina: perspectivas desde la no violencia en la Asociación ONDA el 4 de octubre a las 18:30 horas, o también la Marcha por la Paz y la Noviolencia que tendrá lugar este domingo 6 de octubre a las 12 horas desde la plaza de la Armería hasta la calle de la Paz. Será la segunda edición de esta marcha que pretende crear un ambiente festivo y gritar que es posible «el camino de la lucha activa por la paz y la justicia».

Ha creado muchas obras de teatro que ponen sobre la mesa algunos temas sobre los que apenas se habla, como el proxenetismo en España. ¿Qué función puede tener el teatro en la cultura de la no violencia?
Yo trabajo una corriente que he diseñado que se llama el Teatro de la Escucha, que tiene entre sus principios hacer una propuesta no violenta desde el teatro. Porque el teatro, como cualquier herramienta cultural, es un arte que tiene capacidad de provocar cambios en la sociedad. No porque diga cosas bonitas, sino porque realmente se plantea ir al fondo de los problemas e iluminar posibilidades de solución. El teatro que nosotros intentamos poner en marcha con las distintas compañías, como la del Teatro del Abrazo o Teatro sin Papeles es un teatro que pretende iluminar posibilidades de resistencia. Y que pretende dignificar siempre a las víctimas, porque siempre son las que nos pueden dar la pista sobre cómo suceden los problemas. Visto desde los últimos, e intentando empatizar con ellos y situarnos en su posición, la perspectiva de solución es más clara. El tema es que solemos ver los problemas siempre con la distancia de nuestra buena vida. Por tanto, el teatro que nosotros hacemos es un teatro que pretende implicar al espectador en colocarse en otras perspectivas, en abrir horizontes y en descubrir la capacidad que tiene el ser humano de revolución.

¿Hay alguna relación entre la no violencia y la espiritualidad?
La no violencia bien entendida incluye cuerpo, mente y espíritu. Es decir, incluye una acción; el cuerpo se tiene que poner en acción, en compromiso eficaz y real. Incluye una mente, y también un espíritu, por tanto, también una espiritualidad. Porque hay que elevarse sobre todas las manipulaciones que tenemos; el cortoplacismo, lo que supuestamente hay que aceptar porque está establecido. Y solo la persona que tiene una gran espiritualidad es capaz de sobreponerse a todos los ataques a la conciencia que hoy estamos recibiendo, y que concretamente recibimos en este conflicto de Oriente Próximo aceptando que no podemos evitar esa guerra y que ese conflicto tiene legitimidad. Solo la persona que es capaz de elevarse espiritualmente puede comprender la humanidad desde un sentido mucho más profundo y para buscar la justicia. Las tres las grandes experiencias de no violencia más conocidas: César Chávez, Gandhi, o Luther King fueron experiencias de acción, por tanto, cuerpo; eran experiencias con grandes ideas, prácticas y a la vez eficaces, y también era una gran espiritualidad la que se estaba sosteniendo esas luchas.