Misionero en Timor Oriental: «La falta de formación está dando cancha a las supersticiones» - Alfa y Omega

Misionero en Timor Oriental: «La falta de formación está dando cancha a las supersticiones»

El claretiano Juan Ángel Artiles lleva casi 20 años en Timor Oriental con una comunidad cristiana donde asegura que faltan agentes pastorales. «La campaña del Domund quiere que no se nos olvide que católico significa universal y debemos tener los oídos y ojos abiertos»

Ester Medina
Juan Ángel Artiles (de blanco) en su comunidad junto a cinco jóvenes timorenses, dos claretianos y otros empleados
Juan Ángel Artiles (de blanco) en su comunidad junto a cinco jóvenes timorenses, dos claretianos y otros empleados. Foto cedida por Juan Ángel Artiles.

Lleva casi dos décadas como misionero en Indonesia y Timor Oriental, ¿qué papel tiene allí?
20 años dan para mucho. La misión se va configurando en la medida y a la medida de las necesidades que nos han anunciado y que nosotros vamos descubriendo como más importantes. Yo llegué para consolidar nuestra congregación como formador de nuestros seminaristas en Kupang —la capital de la provincia indonesia de Nusa Tenggara Oriental, en Timor Occidental—. Además, Indonesia es probablemente la fuente de vocaciones a la vida religiosa y consagrada más importante del sudeste asiático junto a Vietnam. A los cuatro años y medio surgió la necesidad de enseñar en el seminario interdiocesano de Dili, en Timor Oriental, y estuve tres años y medio dando clases de teología. En 2013 me destinaron a la misión de Salele, donde teníamos un proyecto con agricultores y una escuela de formación profesional para los jóvenes que dejaban el sistema educativo. Ahora estoy apoyando a nuestro aspirantado para los jóvenes timorenses que se plantean ser misioneros claretianos.

¿En qué contexto sociopolítico se encuentra la misión donde está?
Hasta hace muy poco se consideraba a Timor Oriental como un país en situación de posconflicto y un Estado fallido. En su discurso ante el Gobierno durante su reciente viaje apostólico aquí, el Papa Francisco ha puesto en valor el gran esfuerzo realizado en los 20 últimos años para superar esa situación. Es un país donde el 65 % de la población es menor de 30 años, con muchos recursos humanos y un gran futuro, pero lastrado por un pasado y un presente aún con muchos desafíos. Además, existe una pobreza rural muy marcada y sangrante que provoca que los jóvenes prefieran marcharse a la capital, donde creen que hay más posibilidades de futuro. Hay muchos jóvenes en paro y la realidad es que todavía el mercado laboral no puede asumir tanto volumen, así que es muy frustrante para ellos. Por otro lado, y como decía el Papa, la desigualdad entre la capital, Dili, y sus alrededores es enorme. Podríamos hablar perfectamente de dos mundos: el nivel adquisitivo, las facilidades de todo tipo, las carreteras… Haciendo una comparación futbolística: digamos que es la Champions League y cuarta regional.

¿Cómo se vive la vida cristiana comunitaria en esas regiones?
Intentamos vivir las cinco dimensiones fundamentales de toda comunidad cristiana: comunión, servicio, anuncio y formación, liturgia, y testimonio. En el pasado, el testimonio martirial fue la dimensión más vivida y sufrida, sobre todo durante la dominación de Indonesia. Ahora la liturgia se lleva casi toda la parte, así que la pastoral sacramental ocupa un lugar importante en el esfuerzo pastoral. Pero los resultados son escasos. Muchos viven casi toda su vida cristiana prácticamente al margen de los sacramentos y en demasiadas ocasiones las devociones adquieren más importancia que estos. Como también decía el Papa, queda por hacer un esfuerzo evangelizador que lleve una formación cristiana integrada donde todas las dimensiones adquieran importancia y se vivan de manera más armónica. A día de hoy faltan muchos agentes pastorales para poder llevar adelante ese esfuerzo evangelizador.

¿Cómo es la relación con otras religiones?
El catolicismo es abrumadoramente mayoritario, por encima del 95 %, y la relación con las Iglesias protestantes desde mi punto de vista es muy pequeña, falta una coordinación real y trabajo en equipo. Creo que se vive más desde la competencia que desde la sinodalidad. Con el islam hay que tener en cuenta que el conflicto armado que supuso primero la invasión y luego la dominación indonesia fue llevado a cabo y ejecutado por soldados indonesios que en su mayoría eran musulmanes. Muchos timorenses lo vivieron todo desde el prisma de la religión, así que la convivencia pacífica y el respeto mutuo con la pequeña comunidad musulmana actual creo que es un gran logro.

En el video del Domund de este año habla de «evangelizar con las dos piernas; la del testimonio y la vida». ¿Qué dificultades se encuentran en la misión diaria?
El desarrollo exponencial que ha vivido la Iglesia timorense en apenas 25 años (del 25-30 % en 1975 al 95 % en 1999) no ha ido acompañado por el mismo desarrollo en los agentes pastorales. Digamos que la evangelización no tuvo continuidad ni un programa pastoral que la acompañara. Por ello, la mentalidad del «cumplimiento» es muy mayoritaria todavía; una visión jurídica de la fe, la salvación, la pertenencia a la Iglesia… Por eso el lema elegido por el Papa en su reciente viaje apostólico aquí, Que vuestra fe sea vuestra cultura, indica claramente hasta qué punto ese proceso de doble vía de inculturación y evangelización es todavía un desafío muy grande. La falta de formación da mucha cancha a las supersticiones y lleva a interpretaciones del Evangelio con poca base bíblica.

El lema propuesto por Francisco para el Domund de este año es Id e invitad a todos al banquete. ¿De qué forma podemos encarnar eso también los cristianos que no estamos en misión ad gentes?
Desde mi experiencia en los 17 años que estuve trabajando en España en pastoral juvenil y lo que voy viendo en estos casi 20 años aquí, creo que no tiene espacio vital ni cultural todo lo que no nazca del corazón, de una vivencia personal, de unas experiencias que te ayudan a dar respuestas a las mismas preguntas existenciales, a los problemas, dificultades, sufrimientos o los malos momentos. La gente sabe cuándo hablamos de memoria; desde lo que hemos leído o aprendido en catequesis, y cuándo hablamos de prestado con la experiencia de otros o desde la cátedra. Todo eso cada vez suena más a hueco. Sin embargo, el compartir sencillo y humilde de la propia experiencia de vida y fe, que se nutre del amor, es un testimonio que tiene acogida por lo fraterno, sencillo, humilde; porque es ofrecido como un tesoro que llevamos en vasijas de barro. Para mí, en definitiva, el lema viene a decir: «Haz que los otros sientan que se pierden algo cuando no van al banquete». Pero viendo eso en tu día a día, en tu testimonio diario.

¿Cómo ayuda el Domund a misiones concretas como la suya?
Cuando era seminarista, un profesor de pastoral nos dijo: «Pastoral viene de pasta». Era una frase provocadora y excesiva, una frase buena que invitaba a pensar y que, además tiene una base real. Solo por las obras probamos nuestra fe y este es el marco en el que se insertan y adquieren sentido las propuestas, proyectos, planes y programas que hacemos. La campaña del Domund quiere que no se nos olvide a los católicos que católico significa universal y por ello nuestros oídos y ojos tienen que estar abiertos y no dejarse cerrar por la realidad circundante, sino traspasarla con la realidad universal de que en el primer mundo la Iglesia se hace minoritaria, pero en el tercer mundo está creciendo. Además, los fondos que se recogen hacen posible que haya no solo una acción caritativa, sino también la creación de programas, planes de desarrollo, proyectos, propuestas a medio y largo plazo, con la continuidad y la extensión en el tiempo para afrontar situaciones complejas que necesitan de tesón, de ideas y líneas de actuación claras, de equipamientos y de recursos humanos que solo son posibles cuando hay fondos.