La sociedad en la que vivimos se caracteriza por ser emotiva, líquida e individualista. Sin embargo, cuando la tragedia amenaza a una persona o a un grupo de personas, sale lo mejor del ser humano. Pero, ¿por qué hay que esperar a que sucedan tragedias para ir en ayuda del prójimo?
La solidaridad debería ser una virtud, un modo de estar en el mundo, que fuese habitual y no dependiese de las circunstancias, porque ser solidario «significa ser capaz de reconocer plenamente la humanidad de los otros, aunque tengan rostros y hábitos distintos a los nuestros; saber ponerse en su lugar y mirarnos a nosotros mismos como desde fuera». Y esto es lo que Antonio Rubio Plo nos enseña en este libro que lleva por título Solidarios. La vida más allá de uno mismo, publicado por Rialp.
El lector no encontrará entre las páginas de esta obra una mera descripción de lo realizado por los protagonistas que aquí se presentan. Antonio Rubio entra en el alma de cada uno de ellos para descubrir las motivaciones más profundas, los principios sobre los cuales han construido sus vidas y han dejado una impronta de su ser en aquello que han hecho.
Ahora bien, ¿qué tienen en común una historiadora de nuestra actualidad, el secretario general de la ONU, un cineasta africano, el fundador de la Comunidad de Sant’Egidio y una profesora de Ética?
En primer lugar, coinciden en que son personas comprometidas con el mundo en el que viven. No se limitan a denunciar los problemas que existen en la sociedad de su tiempo. Tampoco se quedan en una queja simplona o muestran su malestar por lo que sucede, pero luego se ponen de perfil o esconden la cabeza bajo tierra. Todos ellos, los protagonistas de este libro, han buscado soluciones de la única forma posible: saliendo de ellos mismos para ir al encuentro del prójimo, a quien no consideran ni un enemigo, ni un extraño, ni el otro.
Como consecuencia de lo anterior, estos hombres y mujeres muestran una apertura al ser humano, en quien reconocen a un igual, alguien con dignidad independientemente de su raza, religión, condición social… Todos ellos saben mostrar compasión hacia el ser humano, y por eso en ellos «la solidaridad nace precisamente de la capacidad de comprender las necesidades del hermano y la hermana en la dificultad, y de hacerse cargo de ello».
Son personas fieles a unos principios humanos y religiosos. Han construido sus vidas sobre unos fundamentos sólidos que perduran en el tiempo. No son veletas que se mueven según el capricho de unos gobernantes, de un partido o de una ideología populista. Nos muestran que, ante tanta miseria, guerra, destrucción… hay que construir puentes, y esto solo es posible mediante el diálogo, el perdón y la reconciliación, que abren el camino a la esperanza en un mundo mejor.
Según avanzaba en la lectura de este libro, venía a mi mente la encíclica Fratelli tutti, porque a través de cada una de las historias que Antonio Rubio Plo nos desgrana en sus páginas, podemos comprobar que la propuesta que nos hace el Papa Francisco es un modo de vida necesario para afrontar los graves retos que se nos presentan ahora y en el futuro.
«En estos momentos donde todo parece diluirse y perder consistencia, nos hace bien apelar a la solidez que surge de sabernos responsables de la fragilidad de los demás buscando un destino común. La solidaridad se expresa concretamente en el servicio, que puede asumir formas muy diversas de hacerse cargo de los demás. […] El servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su projimidad y hasta en algunos casos la “padece”, y busca la promoción del hermano», recalca Francisco.
Antonio R. Rubio Plo
Rialp
2020
168
12 €