Sebastián Chico: «Mi primer objetivo es ser un hombre de esperanza»
Sebastián Chico recibe este sábado la ordenación episcopal en la catedral de Murcia. A partir de entonces, será el auxiliar de José Manuel Lorca Planes, con quien ya ha podido visitar al Papa Francisco
¿Cómo se enteró de su nombramiento?
Me lo comunicó mi obispo el 10 de febrero. Esa tarde teníamos una celebración y don José Manuel me dijo que teníamos que hablar en privado. Ya en un despacho, me traslada que le acaba de llamar el nuncio del Papa para anunciarle que el Papa me quiere nombrar obispo auxiliar y que se espera una respuesta por mi parte. Nada de esto se me había pasado por la cabeza. Luego, mi obispo me dijo que esto es una llamada del Señor y que yo sabía muy bien qué responder…
¿Y?
Lo mismo que yo le digo a los chavales: que ante la llamada de Dios, solo cabe una respuesta. «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad». Así fue el primer momento tras conocer la decisión del Papa. Luego me llamó el nuncio y fui a verle para ratificar la respuesta, incluso por escrito, de que consentía y aceptaba el nombramiento.
Hasta que se conoce públicamente, pasa un tiempo en que no se lo puede decir a nadie. ¿Cómo lo vivió?
Fue como estar en Getsemaní y así vivir de manera humana la entrega que estaba haciendo. Fue un tiempo para reconocer que empieza una nueva etapa en el que se me pide una nueva entrega y una nueva vocación a la que tengo que responder con todo mi ser.
Luego pudo verse con el Papa. ¿Cómo fue ese encuentro?
Cuando estuve con el nuncio, este me dijo que tenía que presentarme al Santo Padre antes o después de la ordenación. Lo hablé con mi obispo y vimos la conveniencia de ir previamente. Lo vi tras una audiencia general de los miércoles; estamos doce obispos, entre ellos solo dos nuevos, el auxiliar de Lisboa y yo. Me sorprendió que se acordara de mí por la documentación que había reservado y porque nuestra diócesis le recordaba a Cartagena de Indias. Le dijimos que nuestra Cartagena era la madre de aquella. Fue un encuentro agradable y entrañable, sobre todo, que se acordara de mí…
¿Le dijo algo?
Me pidió que estuviera cerca de mi obispo, que le ayudara. También me dio la bienvenida al episcopado. Al final, me dio un abrazo tan fuerte que todavía lo estoy sintiendo. Para mí, ese encuentro fue como cuando san Pablo fue a Jerusalén para encontrarse con Pedro.
¿Tiene algún objetivo ahora que va a ser obispo?
Desde el primer momento en el que se me comunicó el nombramiento me he planteado como primer objetivo ser un hombre de esperanza. Esto es lo que más he vivido desde mi juventud.
Los jóvenes han sido parte importante en su tarea pastoral…
He sido uno de esos jóvenes, luego animador de grupos, catequista de Confirmación, parte de la coordinadora de Pastoral Juvenil… También he estado siete años preciosos en la pastoral universitaria en una universidad pública con jóvenes que en esa etapa de su vida quería vivir la fe. Y últimamente con jóvenes en el seminario. La juventud lleva a una viveza de esperanza, de esa que yo quiero vivir y transmitir a los jóvenes. Quiero seguir estando muy cerca de ellos en esta nueva etapa. Aquí, en la diócesis, tenemos una actividad muy bonita, la Esperanzada, que es una peregrinación entre los santuarios de Caravaca de la Cruz y el de la Esperanza y los chavales que suelen ir me decían que el año que viene ya no estaré por mi nuevo encargo… Esta y otras actividades similares van a ser actos importantes para mí y que voy a tener siempre en mi agenda.
También ha tenido cerca y colaborado con las religiosas.
Fui capellán de las Hijas del Cenáculo, a las que he estado atendiendo durante mis años en Cartagena, un contacto que he mantenido ahora que estaba en Murcia. Una de las cosas bonitas que he vivido es que durante las diferentes etapas pastorales siempre he podido colaborar con religiosas. Trabajar con la vida religiosa me ha llenado mucho sacerdotalmente.
Menos agradable, supongo, ha sido la polémica que le vinculaba a determinadas opciones políticas –Vox– y que han motivado, incluso, una reacción por parte de la diócesis.
No daría la más importancia a una noticia que no se lo merece, pues no está basada en la realidad que vivo y vivimos en esta Iglesia diocesana.