«Me gusta que los cristianos se unan para salvar refugiados» - Alfa y Omega

«Me gusta que los cristianos se unan para salvar refugiados»

Francisco ha mantenido este sábado un multitudinario encuentro con los refugiados salvados gracias a los corredores humanitarios de la Comunidad de Sant’Egidio y las Iglesias católicas y protestantes italianas

Redacción
Francisco saluda a unos niños refugiados al término del encuentro. Foto: Vatican Media.

El Papa se ha reunido este sábado el Aula Pablo VI con algunos de los miles de refugiados que han podido llegar a Italia por vías seguras gracias a los corredores humanitarios que pusieron en marcha la Comunidad de Sant’Egidio y las Iglesias católicas y protestantes italianas en colaboración con las autoridades. El Santo Padre ha celebrado que «los cristianos se unan para trabajar en esto juntos, como hermanos que somos».

Después, ha escuchado algunos de los testimonios de estas personas salvadas de rutas terribles que han conducido a la muerte a miles de personas haciendo del Mediterráneo «un cementerio», tal y como el Papa ha repetido también este sábado. Le han contado su historia de salvación un joven matrimonio cristiano de Alepo que huyó al Líbano donde no pudieron salir adelante y una mujer eritrea que sufrió los campos de detención libios donde fue violada y agredida de todas las formas posibles. Esta fórmula de los corredores evitó que pagaran a traficantes de seres humanos para escapar de estas situaciones.

Los corredores humanitarios nacieron a finales de 2015 como una respuesta de la sociedad civil a las muertes en el mar de aquellos que emprendían viajes de la esperanza en busca de un futuro mejor. Quienes llegan lo hacen de manera segura y con su documentación en regla. Ya en el mismo aeropuerto inician su recorrido de integración empezando por aprender el idioma italiano. En la mayoría de los casos, los niños ya al día siguiente acuden a la escuela. Por eso, el Santo Padre ha agradecido esta fórmula, un trabajo que «trata de responder de la forma más adecuada al signo de los tiempos», ha dicho. Esta iniciativa ha conseguido traer así a miles de personas a Europa a través de este sistema totalmente autofinanciado por la sociedad civil. Por ello, sus impulsores desean que se impliquen las instituciones para salvar a un mayor número de personas. De momento, se llevan a cabo en Italia y el modelo se ha conseguido replicar en Francia, Bélgica y Andorra.

Francisco se ha dirigido a los refugiados: «Cada uno de vosotros merece atención por la historia dura que ha vivido. En concreto, quiero recordar a aquellos que han pasado por los campos de detención en Libia». «Habéis demostrado una firme voluntad de vivir libres del miedo y de la inseguridad», ha asegurado.

Tampoco se ha olvidado de muchas personas anónimas que han contribuido a la integración de estos refugiados provenientes de lugares como Afganistán, Siria, República Democrática del Congo o Yemen. «Saludo a los cientos de personas, familias y comunidades que se han puesto a disposición generosamente para realizar este proceso virtuoso. Habéis abierto vuestros corazones y vuestras casas. Muchas gracias por llevar adelante esta historia de acogida que es un compromiso concreto por la paz, la acogida es el primer paso para la paz», ha indicado.

Y antes de marcharse, ha saludado personalmente a algunas de estas personas, especialmente, a aquellos más vulnerables como niños o enfermos, pues estos corredores humanitarios privilegian a aquellas personas que además constituyen casos más delicados.

Los números de la esperanza

Desde febrero de 2016, los corredores humanitarios han permitido llegar a Europa a 6.018 personas de forma legal y segura. Los países de origen de estos refugiados son Siria, Eritrea, Afganistán, Somalia, Sudán, Sudán del Sur, Irak, Yemen, Congo, Camerún.

Italia acogió a 5.248 personas: 2.486 procedentes del Líbano; 859 de Etiopía; 350 de Grecia; 501 de Libia; 148 de Níger; 104 de Jordania; 750 de Afganistán y 50 de Chipre.

Otros países europeos han acogido a 770 personas: Francia a 576 personas; Bélgica a 166 personas; y Andorra a 16 personas.