Mauricio Valiente: «Hay prácticas restrictivas para conceder el asilo en España» - Alfa y Omega

Mauricio Valiente: «Hay prácticas restrictivas para conceder el asilo en España»

El director de CEAR señala que no hay las mismas posibilidades de asilo para todos y pide «medidas extraordinarias»

Ester Medina
Valiente es director de CEAR desde abril
Valiente es director de CEAR desde abril. Foto: CEAR.

¿Cómo valora la situación actual de los refugiados en España?
Seguimos una tendencia muy preocupante en el incremento de personas que piden asilo en nuestro país, con más de 160.000 solicitudes el año pasado. Esto, sin duda, responde a la tendencia en el mundo, porque los conflictos que originan gran parte de estos desplazamientos forzados se están generalizando y son cada vez más intensos. Esta situación obliga a un esfuerzo por parte de la sociedad y de las administraciones públicas para poder atenderlos en condiciones de dignidad. En CEAR siempre hemos dicho que a nosotros nos gustaría dejar de existir, porque eso significaría que no hay refugiados.

Sin embargo, en 2023 hubo menos personas con reconocimiento favorable que el año anterior. ¿Por qué?
Si lo comparamos con la Unión Europea hay un desfase significativo, porque la media de protección está en un 41,8 % y en España en un 12 %, la más baja de todas. Aquí tenemos tradicionalmente una práctica restrictiva y discriminatoria respecto a los países a los que otorgamos protección, porque mientras que los países en conflicto tienen porcentajes muy elevados, otros con situaciones también muy difíciles, como por ejemplo Colombia, tienen tasas muy bajas. Igualmente, contrasta mucho el nivel de resoluciones favorables a nicaragüenses, que es muy alto, frente a los hondureños o salvadoreños, donde son menos frecuentes, pero también hay mucha violencia. Esto se da por el prejuicio extendido de que realmente no son personas refugiadas, sino migrantes económicos que pretenden utilizan fraudulentamente el refugio.

Muchas personas se sienten desatendidas por las administraciones cuando llegan a nuestro país e intentan pedir asilo. ¿Hay falta de interés o existe un desbordamiento de solicitudes al que no se puede hacer frente?
Hay que tener en cuenta que el desarraigo y el proceso psicológico por el que pasan estas personas es algo muy difícil, y condiciona también las reacciones y las dificultades que ya de por sí traen de sus países. Evidentemente, el número cada vez mayor de solicitantes hace que sea más difícil prestar una atención individualizada. En este sentido, reconocemos el esfuerzo que hace la administración y la sociedad civil, pero es insuficiente para las necesidades que hay. Es preciso tomar medidas extraordinarias, contratando más funcionarios para poder atender todas las demandas que existen. También es clave una buena calidad del procedimiento, que pasa por contar con un buen intérprete y un buen abogado, además de crear un clima para que la persona se abra y te cuente su testimonio.

¿Dónde ha quedado el impacto de la crisis de los refugiados de 2015?
Fue una respuesta muy importante que demostró que, tanto en Siria como en Ucrania, el argumento que se empleaba para rechazar a los refugiados diciendo que estábamos desbordados era falso. Creo que eso es lo más importante que hemos aprendido de aquello. Sin embargo, por interés o por la presión social, se abrió la mano en Siria y Ucrania, pero no se ha querido generalizar. Sabiendo que podemos responder, se echa la mirada a otro lado de una manera incomprensible. Si quieres disminuir el número de desplazados, lo que tienes que hacer es eliminar los conflictos e impulsar verdaderos procesos de paz.

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