Maritza Félix: «Quiero crear puentes humanos cuando otros edifican muros»
La periodista mexicana ha creado un proyecto periodístico que conecta Arizona (Estados Unidos) con Sonora (México).
Mexicana, latina y migrantes. Así se define la reconocida periodista Maritza Félix —cinco premios Emmy incluidos— a pesar de que vive desde hace años en Estados Unidos, concretamente en Arizona, muy cerca de su México natal. De hecho, la frontera ha sido una tónica general en su vida, tanto familiar, su madre vive en el estado mexicano de Sonora, como laboral, pues muchos de sus trabajos tienen como objeto las migraciones.
Su último proyecto se gestó en 2020, cuando la pandemia echó al traste el documental al que dedicaba sus esfuerzos y se quedó sin trabajos: Conecta Arizona. Lo que en u principio iba a ser un grupo de WhatsApp entre familiares y amigos cercanos para combatir la desinformación generada durante la crisis sanitaria, se ha convertido en un medio a ambos lados de la frontera, Arizona y Sonora. «La comunidad hispana, migrante y fronteriza constituye la base del periodismo de servicio que hacemos. Tratamos de escucharla y de ofrecerle recursos para su vida cotidiana y desarrollo individual y comunitario. Quiero crear puentes humanos cuando otros edifican muros», abunda.
En aquel chat de WhatsApp, que todavía continúa, empezó a organizar encuentros diarios de una hora. El cafecito, para charlar y abordar un tema con un experto. Así lo cuenta la propia Maritza Félix en entrevista con Alfa y Omega durante el Congreso Internacional de Periodismo de Migraciones en Mérida, en el que participó como ponente: «El primer invitado fue un abogado de inmigración. Como la frontera estaba cerrada y no había acceso a las oficinas, la gente no sabía quién podía cruzar y quién no, si se iban a cancelar los trámites y los visados… Tuvo que responder a tantas preguntas que la segunda vez que participó se trajo dos compañeros».
Félix no se pierde nunca El cafecito. Saluda a su comunidad allá donde este. Puede ser cruzando la frontera entre Guatemala y México o colgada de un árbol en la Amazonía peruana. «Saben que hay consistencia, que voy a estar ahí», añade. Desde el 11 de mayo de 2020 ya han tenido más de 700 horas de conversación, en el que han entrado más de 100 expertos de todo tipo, hasta un embajador de Estados Unidos en México.
Los temas son variados. Desde el ya citado de las políticas migratorias a Biden o Trump, las elecciones de mitad de mandato o las Kardashian. «En uno de los cafecitos hablamos de Shakira y Piqué y ahí salió el tema de la infidelidad. Invitamos a una terapeuta para hablar sobre los divorcios durante la pandemia y cada uno iba contando su historia. Esto me permite conocer a la comunidad: a quién le fueron infiel, a quién se le murió alguien, quién va y viene en la frontera», explica.
De 12 a 150.000 personas
Ahora, además de este grupo, hay otros silenciosos —solo se comparten contenidos— y listas de distribución. En total, hoy llegan a unas 150.000 personas. «Y empezamos solo doce», recalca. En estos dos años, la periodista ha contado con el apoyo de una beca de la Universidad de Stanford, lo que ha permitido hacer crecer el proyecto: ha alcanzado alianzas con medios locales, tienen un programa de radio, han lanzado una newsletter.
Su última idea es un pódcast que pretende cambiar las narrativas de las fronteras, excesivamente negativas, y dar un espacio para que los periodistas latinos puedan contarlas. El título es todo una declaración de intenciones: Cruzando líneas. «Son historias bonitas. Hay necesidad de hablar de las cosas buenas de la frontera», agrega.
El primer episodio es un ejemplo perfecto, casi un milagro. Es la historia de Dayami que, siguiendo una tradición familiar, lanzó un globo al cielo en Sonora con destino al Polo Norte y destinatario Papá Noel. Se quedó en Patagonia, al otro lado de la frontera, en Estados Unidos, donde un granjero la encontró mientras paseaba a su perro y se movió para encontrar a la niña y cumplir sus deseos. Una historia que pronto será llevada al cine.