Mario Iceta anuncia la creación de una comisión gestora para Belorado
Pedirá la colaboración de un despacho de abogados para la gestión de los bienes y requerirá a cada monja «que exprese su voluntad de continuar o no perteneciendo a la Iglesia»
«Queremos actuar con delicadeza y prudencia e iremos dando pasos. No tenemos prisa, queremos ser muy delicados y buscar el mayor bien posible en esta situación», ha dicho este miércoles el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, al hilo del caso que afecta a los monasterios de Belorado, Orduña y Derio.
Iceta, que acaba de ser nombrado por la Santa Sede comisario pontificio para este asunto, ha ofrecido una rueda de prensa junto a representantes de las clarisas y miembros de la curia diocesana de Burgos, con los que ha conformado una comisión gestora que va a llevar este caso de manera unificada.
«Vamos a velar por el cuidado de la comunidad monástica en cuestiones de ámbito canónico y civil, y pediremos la colaboración de un despacho de abogados para la gestión de los monasterios y de sus bienes», ha asegurado el arzobispo de Burgos, quien ha avanzado también la próxima realización de una auditoria y de un inventario de bienes. Junto a ello, la comisión gestora estudiará actuaciones en el ámbito fiscal y civil «y si fuera necesario también en el penal, por si hubiera declaraciones que atentaran contra el honor de las personas», ha añadido.
Iceta ha desvelado asimismo que el martes por la tarde envió un burofax a Belorado comunicando a la superiora, sor Isabel de la Trinidad, la finalización de su servicio como abadesa de los monasterios de Belorado y de Derio. Ha prohibido además el acceso a los monasterios al obispo excomulgado Pablo de Rojas.
«Las hermanas merecen el máximo respeto y consideración, por lo que transcurrido un tiempo prudencial se requerirá a cada hermana que exprese su voluntad personal de continuar o no perteneciendo a la Iglesia católica», ha señalado también Mario Iceta. En cada caso de hermanas que siguieran en la deriva tomada por la comunidad, seguiría un procedimiento canónico «que concluiría con una declaración automática de excomunión de cada monja, sin necesidad de ningún juicio canónico añadido», ha descrito.
En el caso de las religiosas, «eso conlleva también la expulsión de la vida consagrada. Pero deseamos vivamente que no sea necesario legar a este extremo», ha abundado el arzobispo de Burgos, para quien su mayor preocupación «es el bienestar de las hermanas mayores, que nos consta que están muy bien cuidadas, pero nos aflige que no estén recibiendo la atención espiritual congruente con la fe católica, que siempre han amado y profesado».
Las propiedades «pertenecen a la comunidad como entidad jurídica, no a sus miembros de manera personal. Por ello, si se llegara a decretar la supresión de los monasterios, todos sus bienes quedan en manos de la Federación de las Hermanas Clarisas, no de la archidiócesis de Burgos», ha clarificado su pastor.
«Seguimos orando y así nos consta que lo hacen muchas personas y comunidades, para que las hermanas reconsideren su decisión y encuentren el camino de retorno a casa. La Iglesia las espera con entrañas de misericordia», ha concluido.