Marian Arahuetes, protagonista de Petra de San José: «La capacidad de las monjas de dar amor es infinita»
En los próximos días llega a las pantallas la película sobre la fundadora de las Madres de los Desamparados, a quien Juan Pablo II llamó «mujer de corazón de fuego»
El viernes 4 de febrero se estrena en los cines españoles Petra de San José, una nueva película, dirigida por Pablo Moreno, que narra la historia de una joven a punto de comprometerse en matrimonio que dejó todo para iniciar una vida de oración, penitencia y caridad acogiendo a ancianos abandonados, niños huérfanos y personas en situación de vulnerabilidad, y fundando después la Congregación de Madres de los Desamparados.
Producida por Goya Producciones en asociación con Stellarum Films, la cinta está protagonizada por Marian Arahuetes, una actriz joven de larga trayectoria que ya ha tenido ocasión de representar a monjas y religiosas en más ocasiones. «Lo que más me llamó la atención de Petra fue su actitud proactiva. Si se proponía algo, lo conseguía. Luchó por ayudar a la gente y dar cobijo a quienes se encontraba por la calle, y eso lo consiguió poco a poco, con mucha tenacidad y, sobre todo, con mucho amor. Es una virtud decisiva que no creo que tenga todo el mundo», afirma la actriz.
«En la película hemos querido mostrar cómo de un pueblo pequeñito del sur de España sale una mujer con pocos recursos cuya obra tiene repercusión hasta nuestros días», afirma Pablo Moreno, director del filme.
En este sentido, la sitúa «en la línea de otros grandes fundadores del siglo XIX, personas que surgen de entornos muy humildes y que, a través de pequeños actos de caridad, logran construir algo que nadie podría haber imaginado».
El realizador destaca en Petra de San José «su capacidad de sacrificio y su corazón, volcado en los demás», así como «su conexión con la figura de san José, algo muy necesario y muy de actualidad hoy».
A la hora de ponerse en la piel de una mujer a la que san Juan Pablo II denominó «mujer de corazón de fuego», Arahuetes leyó mucho sobre ella, e incluso llegó a trabajar con un coach el acento malagueño de la religiosa. «También me encontré con muchas monjas para conocer cómo había sido el antes y el después de su vida religiosa. Eso me hizo conectar mucho con el personaje de Petra. Me interesaba saber cómo habían vivido ellas la llamada, y llegué a la conclusión de que, en realidad, las monjas y los actores tenemos algo en común: la vocación. Nuestra manera de vivir y de trabajar nos sale del corazón de una manera que es difícil de explicar».
Después de rodar la película, Marian Arahuetes confiesa que «valora mucho más en las monjas su capacidad de autoconocimiento, de meditación y de oración, así como su forma de dar amor y de cuidar a otros. Es infinita».