María sufre a veces por su discapacidad severa, «pero es feliz» - Alfa y Omega

María sufre a veces por su discapacidad severa, «pero es feliz»

Redacción

Cuando a María José y Javier les dijeron que su hija María tenía una malformación cerebral severa, que le produce parálisis, discapacidad visual y auditiva y epilepsia, «fue un shock». Afortunadamente, han descubierto que «el hijo es más real» que la imagen que uno se forma de él. «Todo es más sencillo que lo que hubiéramos pensado», y su hija «es feliz». Su testimonio fue uno de los más llamativos de Tsunamis de vida, una serie de vídeos realizados por un grupo de universitarios para reflexionar sobre el valor de la vida (se puede ver aquí). En esta entrevista, responden a algunos de los argumentos a favor del aborto de personas con discapacidad.

¿Cómo fue el momento del diagnóstico? ¿Les plantearon abortar?
Lo supimos a los cinco meses. Nos avisaron de que podíamos abortar si queríamos, si bien nuestro ginecólogo no lo efectuaría porque no lo apoyaba. Yo le contesté que ni se me había pasado por la cabeza, que mi hija era mi hija estuviera sana o enferma. Después, en alguna de las pruebas que me hicieron durante los meses siguientes, sí que oímos frases como: «Ah, ¿pero lo sabíais?». También ahora, todavía, cuando en el hospital algún médico joven pregunta su historial,  a veces nos han hecho la misma pregunta.

¿María sufre? ¿Es feliz?
María sufre, cuando está enferma, le duele algo o está incómoda. No siempre sabemos qué le pasa o por qué está molesta. Pero ciertamente, se ve que es feliz por cómo disfruta en general, porque percibe nuestra presencia y la tranquiliza, porque se divierte con cosas sencillas como una vibración fuerte, una pluma que le acaricie la cara o los fuertes besos que le damos. Sonríe, y respira profundamente cuando la tenemos en brazos porque se sabe querida. Y transmite una ternura y una paz que son de otro mundo.

¿Y cómo lo han vivido ustedes?
Al principio es un shock porque nadie piensa que le vaya a pasar a él algo así. Después te vas dando cuenta que es más sencillo responder ante lo que tienes delante, tu hijo tal y como es. Porque lo natural es quererle y cuidarle. El hijo es más real que tus imágenes, y todo es más sencillo que lo que hubiéramos pensado, lo que no significa que no existan muchas dificultades y duros momentos. Nosotros estamos muy agradecidos a Dios por haber tenido a María, porque a través de todo esto nosotros hemos cambiado y hemos comprobado cómo ella mueve muchos corazones y es fuente de alegría.

¿No les preocupa qué vaya a ser de María cuando ustedes falten?
Hoy por hoy eso nos preocupa. Con ella hemos aprendido a vivir el presente, y a saber que no se puede tener todo atado en la vida. Confiamos plenamente en la Providencia, porque esta nos ha dado de sobra pruebas de que no nos deja en la estacada. Pensamos que si eso sucediese, habría quien estaría dispuesto a cuidarla.

¿Qué le responderían a quien les dijera: «Es fenomenal que hayáis tenido a María, pero no se puede obligar a todo el mundo a hacerlo»?
Es que lo más natural -es decir, aquello que se adecúa a  nuestra naturaleza humana, para cualquier persona- es aceptar al hijo que tienes en tus entrañas. No aceptarlo no puede dejar a nadie indiferente, es una violencia contra el no nacido y también contra la madre, porque estamos hechos así. No se trata de que unos puedan opinar una cosa y otros otra, de que unos sean capaces y otros no. Es que entre unos padres y un hijo siempre existirá un vínculo previo, y si esto se niega, el corazón de la madre no se va a quedar indiferente. En cambio si se acepta, aunque cueste y sea muy doloroso, entonces es posible vivir en paz. Pero en esto no se puede dejar de lado a las mujeres que puedan tener cualquier dificultad para asumir esta tarea por el motivo que sea. Ciertamente es una situación muy dura que requiere la concienciación de toda la sociedad. Y existen familias, por ejemplo, que están dispuestas a adoptar niños con serias malformaciones. Pero ir en contra de la naturaleza siempre tendrá consecuencias negativas.