María Jiménez Ramos: «Las víctimas de ETA siempre serán incómodas para la sociedad» - Alfa y Omega

María Jiménez Ramos: «Las víctimas de ETA siempre serán incómodas para la sociedad»

La investigadora de la UNAV analiza la soledad de las víctimas durante los años de plomo y la ambigüedad de parte de la Iglesia hacia ellas

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
La investigadora de la Universidad de Navarra
La investigadora de la Universidad de Navarra. Foto: UNAV.

La investigadora de la Universidad de Navarra María Jiménez Ramos es una de las mayores expertas en España en víctimas del terrorismo de ETA. En su libro El tiempo del testimonio entrevista a 65 de ellas, y en Sin justicia analiza junto al periodista Florencio Domínguez los 376 casos aún sin resolver judicialmente. «Muchos afectados comparten la imposibilidad de cerrar su propio duelo, y les cuesta asumir que quienes mataron a sus seres queridos puedan seguir viviendo su vida con total impunidad», reconoce.  

¿Cuál es el valor de las víctimas de ETA para nuestra sociedad de hoy?
Lo más destacable es que consiguieron frenar la espiral de la violencia que se podría haber generado si hubiesen respondido a lo que sufrieron en la misma medida. Siempre estuvieron del lado de los derechos humanos más básicos, los que a ellas no les fueron respetados. Esa altura moral se concreta en historias sin las que no se puede comprender todo lo que pasó.

Hace 50 años

El 13 de septiembre de 1974, ETA colocó una bomba en la cafetería Rolando, en el centro de Madrid. Hubo trece víctimas civiles.

¿Alguna le ha tocado especialmente?
Todas son impactantes, pero hay casos que destacan por las circunstancias que rodearon su dolor, como los de las familias que perdieron un niño. También me han impactado mucho los relatos de persecución previa al asesinato, gente que se levantaba cada mañana pensando que ese día podía ser el último. Convivir con esa circunstancia es extremadamente duro y loable. Además, hay multitud de historias anónimas de personas que decidieron ingresar en la Guardia Civil o la Policía para sacar a su familia adelante y que, tras ser asesinados, dejaron viudas en situaciones precarias. El Estado no tenía desarrollada todavía una legislación para ellas y se encontraron sin recursos emocionales y materiales para hacer frente a lo que les acababa de ocurrir.

A la sociedad española le costó muchos años reaccionar…
El primer atentado fue en 1968 pero la primera ley de víctimas fue en 1996. Es un margen de años amplísimo, pero la respuesta del Estado no dejó de ser un reflejo de la sociedad. Las víctimas siempre serán incómodas, porque ponen al resto de la sociedad delante del espejo. Nos cuestionan qué hacemos cuando otros son perseguidos y asesinados.

El tiempo del testimonio
Autor:

María Jiménez Ramos

Editorial:

Comares

Año de publicación:

2023

Páginas:

288

Precio:

24,70 €

Portada de 'El tiempo del testimonio'

¿Cuándo empezamos a dejar de mirar hacia otro lado?
Sobre todo cuando en los atentados empezó a haber víctimas civiles. Los coches bomba llegaron a matar incluso a niños, como en la casa cuartel de Zaragoza o en el atentado de Hipercor. Otro punto de inflexión fue el asesinato de Miguel Ángel Blanco, con millones de personas en la calle pidiendo su liberación.

En su libro menciona que la Iglesia supuso carga adicional de sufrimiento.
Cuando hacen una crítica a la Iglesia, las víctimas mencionan a personas concretas que no estuvieron a la altura. Muchas han vivido que sacerdotes se negaran a hacer un funeral por su familiar, o que si lo hacían ni siquiera mencionaran la causa de su muerte. Algunas se reunieron con obispos que les dijeron que dónde estaba escrito que tenían que amar más a las víctimas que a los asesinos. Esa lejanía de la Iglesia hizo mucho daño, sobre todo a las víctimas creyentes que buscaban un refugio en la Iglesia. Pero la Iglesia ha sido consciente de este error y hace unos años pidió perdón de manera institucional. Al mismo tiempo, otras personas de la Iglesia sí estuvieron al lado de los que sufrían y ofrecieron su apoyo.

El blanqueo del terror

«Lo que ha habido en los últimos años es un auténtico blanqueamiento de la marca ETA», afirma María San Gil, directora del Observatorio CEU de Víctimas del Terrorismo, al hilo de su último informe, La legitimación democrática de ETA: causas, responsables y consecuencias. «Si hace años nos hubieran dicho que Otegui iba a ser socio político del Gobierno, no nos lo habríamos creído», señala. Tras más de 50 años de atentados, secuestros y extorsiones, «ETA está más cerca que nunca de alcanzar su proyecto político, nunca han tenido tanto poder. Es escandaloso que ahora vivamos como si no hubiese existido», lamenta, al mismo tiempo que denuncia que gracias al apoyo del brazo político de ETA, «el PSOE está en la Moncloa, y es responsable junto con el PNV de este blanqueamiento».

En las últimas elecciones Bildu alcanzó un récord histórico de votos. ¿Cómo lo valora?
El contexto político actual es difícil de asimilar para las víctimas. Bildu ha estado estos años ganando tiempo para que la exigencia de la condena del terrorismo fuera cada vez más laxa, como así ha sido. Y también ha esperado que pudiese votar una generación que no ha convivido con el terrorismo. Así, Bildu se ha convertido en la segunda fuerza en el Parlamento Vasco y la opción más votada por los jóvenes. No ha condenado el terrorismo, sigue jugando con la ambigüedad y eso cada vez le pasa menos factura. Que una fuerza que ha heredado el proyecto político de ETA tenga cada vez más presencia política y social es algo que afecta sin duda a las víctimas, pero también debería hacer reflexionar al resto.

Sin justicia
Autor:

Florencio Domínguez / María Jiménez Ramos

Editorial:

Espasa

Año de publicación:

2023

Páginas:

720

Precio:

24,90 €

Portada de 'Sin justicia'