Cuando llegó Felipe González al Gobierno muchos se asustaron y echaron de menos tiempos anteriores, pero esos mismos echaron de menos a Felipe González cuando llegó Zapatero al poder. Igual que una persona morena parece pálida si la vemos junto a otra de raza negra. Todo esto viene a que cuando empezamos a ver películas de Robert Guédiguian hace 20 años nos parecía el típico ideólogo de izquierdas, el Ken Loach francés, que no se enteraba de que el marxismo había fracasado y que era hora de contar lo que realmente había sucedido en la Europa del Este. Pero hoy, en un mundo fragmentado, deconstruido, nihilista, en el que se ha enterrado el concepto de verdad, de naturaleza y cualquier referente de sentido, el hecho de que Guédiguian siga proponiendo los ideales utópicos de la izquierda clásica hasta se agradece: un cine que mantiene certezas antropológicas, que distingue el mal del bien, que cree en la realidad y en la naturaleza de las cosas.
Mali Twist nos lleva a 1960. El Sudán francés acaba de conseguir su independencia y se ha convertido en Malí. Ha llegado al poder Modibo Keita, de ideas socialistas y panafricanistas. Samba Touré (Stéphane Bak) es un joven puro e idealista que milita en el partido del Gobierno, yendo por las aldeas predicando el colectivismo agrario y las bondades de una sociedad sin clases. Samba es un buen hijo, a pesar de que su padre es un empresario textil con tres esposas que representa lo contrario a lo que él defiende. Un día Samba se enamora de Lara (Alice Da Luz), una joven obligada a casarse por conveniencia con el nieto del jefe de su pueblo. Harta de ser violada por un hombre al que no ama, decide huir de su marido y es cuando conoce a Samba. Los conflictos están servidos.
La película toca muchos palos, como la situación de la mujer en el islam, las contradicciones del colonialismo y el poscolonialismo, el encuentro entre el rock occidental y la música africana… pero especialmente interesante es el tema de la perversión del poder. Samba se va dando cuenta de que, cuando sus correligionarios detentan el poder, adoptan los mismos tics dictatoriales que él quiere combatir. Y se encuentra solo y abandonado con sus ideales y las exigencias de su conciencia y de su corazón. Los planos finales de la película nos llevan al Malí actual, sometido a un Estado Islámico que ha ahogado todos los sueños de libertad de nuestro protagonista.
Interesante película vestida de un colorido y una vitalidad poco habituales en el cine de Guédiguian. En muchos momentos parece un documental costumbrista sobre el África profunda, y la idea de meter el twist en el mundo de los jóvenes de Bamako le brinda a la película momentos de brillante frescura. Al estar rodada enteramente con actores africanos se echan de menos las caras habituales del cine de director galo, como Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin o Anaïs Demoustier. A mi modo de ver, una de las cintas más interesantes de Guédiguian.
Robert Guédiguian
Francia
2021
Drama
+12 años