Madrid cuenta con todos para encarnar el Sínodo - Alfa y Omega

Madrid cuenta con todos para encarnar el Sínodo

La archidiócesis convoca a los madrileños para que no se queden al margen del mayor acontecimiento eclesial contemporáneo

Alfa y Omega

Según Antonio Ávila, coordinador del equipo de consulta e implementación del Sínodo en Madrid, el Sínodo que la Iglesia universal celebró entre 2021 y 2024 es el acontecimiento eclesial «más importante» después del Concilio Vaticano II. Casi cuatro años de trabajo que se concretaron en un único documento final, que el Papa asumió como magisterio pontificio. En él se sientan las bases para avanzar hacia una Iglesia sinodal que logre una participación real y efectiva de todo el pueblo de Dios.

Con esta meta en el horizonte, el objetivo ahora es concretar las reflexiones de los 358 participantes en esta cita —procedentes de todo el orbe católico— y encarnarlas en Madrid. «No queremos que se quede en las estanterías», dice en estas páginas el arzobispo de Madrid, el cardenal Cobo, que ha convocado a los madrileños el 21 de febrero a las 18:00 horas en el Seminario Conciliar de Madrid. Ha llegado el momento de dar un paso adelante, incluso para aquellos que no participaron en el largo camino de discernimiento que ya ha desarrollado la archidiócesis en este ámbito. 

Como propuestas prácticas, Ávila habla en primer lugar de una apertura de los distintos consejos pastorales —parroquiales, de las vicarías y en el diocesano— a la participación de todo el pueblo de Dios. Y además pide que «sean lo suficientemente dinámicos» para discernir con agilidad las cuestiones concretas. Una segunda cuestión sería la involucración de los fieles —aquellos que sean especialistas en la materia— en los consejos económicos de las parroquias, porque «para abrir todos los días las puertas del templo hay que pagar la luz y el agua».

Por su parte, Eva Fernández, que fue una de las madres sinodales, pone el foco en la necesidad de «aumentar el sentido de pertenencia» —un reto no menor en base al extenso territorio diocesano— y de «integrar como agentes de pastoral a gentes de otras culturas aprovechando el valor de su formación».

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