Lula «puede ser un buen presidente» en el dividido Brasil
Abordar la pobreza y «no comprar la agenda de la izquierda internacional» deben ser sus prioridades, según un experto
El anuncio de Jair Bolsonaro el 1 de noviembre de que facilitaría el traspaso de poder a Luiz Inácio Lula da Silva, y la disolución de las últimas protestas de camioneros, mostró la semana pasada una cierta vuelta a la calma en Brasil, «muy polarizado» tras las elecciones del 30 de octubre. Así lo describe Javier Restán, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco de Vitoria. Lo reconocieron también, al día siguiente, los obispos del país.
Restán pide no interpretar los resultados dividiendo a los votantes en «ricos y pobres, buenos y malos, racistas o no». Hay tendencias regionales, sociales o económicas, pero «cuando la mitad de un pueblo vota a un dirigente, el voto tiene una gran transversalidad». Bolsonaro tiene el apoyo de medio país, y «va a mantener un poder parlamentario y territorial enorme». Restán ve en ello una oportunidad, pues «no permite políticas fuertemente ideológicas». En este contexto, opina que Lula puede ser «un buen presidente», en tándem con el político de centro Gerardo Alckmin como vicepresidente. Además, «es un gran negociador, muy flexible». Pero debe «tender puentes», y «mirar y responder a las necesidades del pueblo, en vez de comprar la agenda de la izquierda internacional».
Con el país aún afectado por la pandemia, su nuevo dirigente «tiene la obligación de intentar repetir» los logros de sus anteriores mandatos (2003-2010), cuando «sacó de la pobreza a millones de brasileños». Tuvo a su favor «un momento muy bueno en Latinoamérica», el boom de la exportación de materias primas. Ahora esa no puede ser ya la receta. Además de las consecuencias del extractivismo, «fue un espejismo» que «distorsionó la realidad».
«El país tiene que industrializarse», pues aquella época debilitó la industria. Pero mientras esto llega y se mejora el empleo, «millones de personas en la pobreza no pueden esperar largos procesos; necesitan ayuda ya». Lula tiene experiencia en este campo. En su tercer mandato «puede hacer algo similar» a la Bolsa Familia, «su gran programa social». Ofrecer ayuda para comida, medicinas y material escolar a las familias de bajos ingresos a condición de escolarizar y vacunar a sus hijos «dio unos resultados extraordinarios» y fue aplaudido por organismos internacionales. También tendrá que realizar una reforma tributaria frente a la evasión fiscal. Y «tener mucho cuidado con la corrupción», causa de la caída de su Partido de los Trabajadores.