Luis Marín: «La sinodalidad no rompe la tradición de la Iglesia, la potencia»
El subsecretario del Sínodo de los Obispos habló sobre el proceso sinodal en el Museo Diocesano de León. «No se trata de clericalizar al laico, ni de laicizar al clero», dice
El subsecretario del Sínodo de los Obispos y obispo titular de Suliana, Luis Marín de San Martín, ha defendido que la sinodalidad «no rompe la tradición de la Iglesia, sino que la potencia». El representante de este organismo de la Santa Sede pronunció esta frase el pasado lunes en el Museo Diocesano de León, donde habló de El Sínodo como proceso renovador: el reto de hacerlo vida, en relación al proceso vivido en los últimos tres años en el seno de la Iglesia católica.
En declaraciones a Europa Press, Marín pidió a aquellos que temen que este proceso sinodal lleve a la adquisición de una lógica asamblearia en detrimento de la autoridad episcopal en la organización de la Iglesia «que no tengan miedo». «La Iglesia siempre ha sido sinodal desde sus orígenes. Es una dimensión constitutiva de lo que significa la unión con Cristo, la comunión como comunidad eclesial. Significa asumir cada uno su responsabilidad diferenciada según las diferencias de vocaciones, carismas y ministerios», detalló.
En esta línea, matizó que «no se trata de clericalizar al laico, ni laicizar al clero» ya que «el obispo siempre será obispo y sirve a la Iglesia como tal; el laico lo hace como laico y todos juntos, como Iglesia, en comunión, deben dar testimonio de Cristo en este mundo». Por ello, insistió en el entendimiento del proceso sinodal, que «no se trata de ideas, nociones o procesos, sino que es sobre todo experiencia». Puso en valor la experiencia y la intención de la Iglesia de «hacerlo vida».
Durante la ponencia a la que acudieron algo más de un centenar de personas, Marín explicó los pormenores del documento final del reciente proceso sinodal. También reflexionó sobre «los cauces y las formas para caminar juntos en este tiempo de esperanza y dar testimonio de Cristo resucitado ante las exigencias de la historia».