Luis Antonio Ruiz: «Una celebración no es un concierto, la gente debe participar» - Alfa y Omega

Luis Antonio Ruiz: «Una celebración no es un concierto, la gente debe participar»

El compositor español es uno de los ganadores del concurso de cantos litúrgicos auspiciado por la Conferencia Episcopal Argentina

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Luis Antonio Ruiz, al frente del teclado con el Coro San Marcos
Luis Antonio Ruiz, al frente del teclado con el Coro San Marcos. Foto: Coro San Marcos.

El organista español Luis Antonio Ruiz, organista del Coro San Marcos de Madrid, en la parroquia del mismo nombre, es uno de los músicos que ha ganado II Concurso de Composición de Cantos Litúrgicos convocado por GML, la institución de música litúrgica dependiente de la Conferencia Episcopal Argentina. El reto era ofrecer un canto de entrada para el tiempo ordinario y Ruiz envió el suyo, con el título Ante tu altar

¿Cómo se enfrenta un músico a un encargo así?
Soy arquitecto y lo considero igual que el pánico que uno pueda sentir ante el papel en blanco al diseñar un proyecto, o ante el pentagrama vacío. Te pones al piano, buscas inspiración, empiezas a escucharte a ti mismo y, poco a poco, van surgiendo las ideas. Tenía claro que tenía que ser algo que la gente pudiera cantar, algo solemne pero accesible para todos. Poco a poco te van viniendo las ideas… Componer es como jugar al ajedrez, vas sacando recursos de tu mochila y luego los vas puliendo. No hay fórmula, es cuestión de horas e inspiración, de emborronar mucho papel antes del resultado final. 

¿Cómo empezó a participar en el Coro San Marcos?
Llegué a Madrid en 1993 y al año siguiente ya pasé al coro. Somos un grupo de amigos, un núcleo duro con gente que entra y sale. 

¿Siempre compone música religiosa?
Sí, siempre es música litúrgica para celebraciones. Mi trabajo es de arquitecto, por eso la música la hago en mi tiempo libre. Estuve en el Seminario Menor de Toledo y eso es mi ecosistema. Me crié con las grandes celebraciones de la catedral de Toledo, en la época de don Marcelo. Eso te marca y acabas gustando de ese tipo de eventos, que son multisensoriales: el incienso, la luz de las vidrieras, el sonido del órgano… Es apasionante. Y, además, no tengo tiempo para más (risas). 

¿Cómo ha tenido la osadía de darle una vuelta a un clásico como Pescador de hombres?
Nosotros somos un coro de cuatro voces, pero muchas piezas populares solo tienen la voz principal. Eso está bien, pero para darles más empaque me gusta arreglar canciones de toda la vida, algunas muy antiguas, muy de pueblo, que siempre se han cantado de la misma manera. Son arreglos que a la gente le gustan y a veces incluso las piden en bodas. Siempre con respeto: la melodía principal no se toca. El objetivo es que la gente pueda cantar. Puedes ser tan creativo como quieras, pero si la gente no puede cantarla, no sirve, aunque sea una genialidad. Una celebración no es un concierto; la gente debe participar. 

¿La música litúrgica es el reto pendiente de nuestras celebraciones?
Totalmente de acuerdo. Me da envidia lo que ocurre en los países nórdicos, donde la gente canta, incluso música más elaborada. La canta el pueblo. Si la gente no canta en la Misa, algo estamos haciendo mal. Después del Concilio hubo muchas traducciones de música pop, pero ese no es el camino. La música litúrgica no puede ser pop adaptado, sino música espiritual y profunda que la gente pueda cantar. 

En realidad, el problema es que la educación musical en España es bastante pobre. La gente no sabe leer una partitura y no hay gusto por la música elevada, todo es muy ligero. Entiendo todas las sensibilidades y edades, pero hay un déficit de conocimiento y el origen de eso está en la educación musical.