Luca Casarini: «A veces no sabemos qué significa para un pobre dejar lo único que tiene» - Alfa y Omega

Luca Casarini: «A veces no sabemos qué significa para un pobre dejar lo único que tiene»

El jefe de misión de Mediterranea Saving Humans, una ONG italiana que realiza operaciones de salvamento marítimo, participa en el Sínodo por invitación directa del Papa

Rodrigo Moreno Quicios
Luca Casarini es participante en el Sínodo por invitación directa del Papa. Foto: CNS/Lola Gomez

«Me siento un privilegiado porque, en un mundo donde triunfa el que mata a más gente, en un mundo dominado por el odio… poder salvar una vida y abrazar a un hermano en mitad del mar es un regalo que cambia la vida, ha cambiado la mía», dijo el pasado miércoles en Roma Luca Casarini, jefe de misión de Mediterranea Saving Humans, una ONG italiana que realiza operaciones de salvamento marítimo. Es participante en el Sínodo, aunque no tiene derecho a voto, y el 11 de octubre compartió sus impresiones en una conferencia organizada en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Casarini valoró muy positivamente la conversación sobre los pobres a la que invita el segundo módulo del instrumentum laboris, el documento de trabajo que actualmente están siguiendo los círculos menores del Sínodo. «Es un discurso que a veces se da por supuesto, ¿quién dice que no quiere ayudar a los pobres?», ironizó. Sin embargo, la pausa para reflexionar sobre cómo hacerlo le pareció realmente útil para pasar de las palabras a la acción y vencer la hipocresía. «También los que matan a los pobres dicen que en el fondo quieren ayudarles», lamentó. Luca Casarini denunció «la discriminación que obliga a la gente pobre a abandonar las únicas riquezas que tienen: su tierra, su familia y su memoria». «A veces no sabemos qué significa para un pobre dejar lo único que tiene», insistió.

«Dos pobrezas que se ayudan»

El jefe de misión de Mediterranea Saving Humans narró cómo en su trabajo, «cuando estamos en medio del mar, nos reunimos con nuestros hermanos y hermanas que buscan una vida mejor y entonces se encuentran dos pobrezas». «No se reúnen una riqueza y una pobreza, no. Nosotros somos pobres de espíritu y en este mundo consideramos normal el horror, hemos caído en una pobreza desoladora», recalcó. Y definió las carencias del primer mundo como «una pobreza espiritual que nos hace incapaces de llorar por un niño que muere».

«Estos dos pobrezas se ayudan la una a la otra, es una cosa grande que sucede en el mar», sentenció. Y añadió que, al prestar socorro a los demás «se hace espacio para algo que debemos buscar desesperadamente en el mundo del odio; esto es, el amor».

Luca Casarini contó que «así es cómo he encontrado a Jesús». Aunque antaño se consideraba desinteresado por la Iglesia, conocer de primera mano a los migrantes abrió algo en su corazón. «Sé que las historias de conversión pueden estar de moda, pero digo la verdad: el horror es tan grande y el mal ha echado tantas raíces en el mundo que necesitamos amor y pensar en nuestros hermanos y hermanas».

Finalmente, el italiano se sintió agradecido por la invitación personal que le hizo el Papa para participar en el Sínodo que tiene lugar en Roma del 4 al 29 de octubre. «Los hermanos y hermanas con los que hablo me están proporcionando una gran riqueza, cada día aprendo más de ellos y este es un desafío radical», concluyó.