Los trabajadores de Accem «hemos hecho todo lo posible» para evitar la muerte de Sissoko
Consultado por Alfa y Omega, el equipo del acuartelamiento Primo de Rivera está «muy afectado» por el fallecimiento de un usuario maliense de 21 años
Diallo Sissoko era un maliense de 21 años que falleció el pasado lunes 21 de octubre en el acuartelamiento Primo de Rivera de Alcalá de Henares mientras esperaba a una ambulancia. Llegado a este Centro de Atención de Emergencias y Derivación gestionado por Accem el pasado 15 de septiembre tras desembarcar en la isla de El Hierro el 27 de agosto, comenzó a presentar síntomas de una infección respiratoria y una inflamación en la pierna izquierda pocos días antes de su muerte por parada cardíaca.
Consultados por Alfa y Omega, trabajadores de Accem que prefieren quedar en el anonimato declaran que «tanto la entidad como la gente que trabaja en este centro está muy afectada por lo que ha ocurrido». «El personal ha intentado hacer todo lo posible para que estas cosas no pasen», añaden.
Los trabajadores narran cómo Sissoko comenzó a presentar síntomas el martes 15 de octubre y ese mismo día «fue derivado al Hospital Universitario Príncipe de Asturias porque decía que tenía dolor en el pecho y en la pierna». «Regresó por la noche con un diagnóstico de infección respiratoria no neumónica y los médicos le recetaron tratamiento analgésico, es decir, paracetamol e ibuprofeno y una crema antiinflamatoria para la pierna, pero no le dieron antibióticos».
No quieren hacer valoraciones sobre el tratamiento porque «creemos que todo está en una fase en la que no se sabe qué ha pasado». Insisten en que «como servicio médico sanitario complementario, siempre nos fiamos del diagnóstico hecho por un médico y seguimos las pautas indicadas por el hospital». Otras fuentes sostienen que el dolor que Sissoko tenía en la pierna podía ser un trombo que le acabara causando una tromboembolia pulmonar. Pero se sigue
No quieren hacer valoraciones sobre el tratamiento porque «creemos que todo está en una fase en la que no se sabe qué ha pasado». Insisten en que «como servicio médico sanitario complementario, siempre nos fiamos del diagnóstico hecho por un médico y seguimos las pautas indicadas por el hospital». Otras fuentes sostienen que el dolor que Sissoko tenía en la pierna podía ser un trombo que le acabara causando una tromboembolia pulmonar. Pero se sigue esperando el informe de la autopsia para saber qué pasó realmente.
Dos días después, el jueves 17 de octubre, «seguía teniendo dolor y se le proporcionaron unas muletas confiando en que la crema y los analgésicos lo fueran reduciendo». Los trabajadores revelan que «durante todo el fin de semana estuvo siguiendo tratamiento sin ninguna complicación». No obstante, el lunes 21 «fue a nuestra enfermería a las 7:45 horas diciendo que tenía dolor en la pierna y en el pecho». Los especialistas «le tomaron las constantes y permaneció en la enfermería», donde comenzó a marearse. Al poco tiempo volvieron a tomarle las constantes y «notamos que tenía la tensión muy baja», por lo que «avisamos a una ambulancia e intentamos subirle la tensión».
Mientras Diallo Sissoko esperaba a una ambulancia que lo llevara al hospital, a dos kilómetros del acuartelamiento, entró en parada cardiorrespiratoria. «Se lo llevaron en parada a las 9:30 horas, sobre las 10 horas contactamos con el hospital para tener más información y a las 13 horas nos confirmaron que, tras tres horas y media intentando reanimarle, había fallecido».
Fran Martínez, delegado de Migraciones de la diócesis de Alcalá de Henares, expresa en conversación con este semanario «nuestro dolor por la muerte de Diallo Sissoko». «Es importante que le llamemos por su nombre», subraya. Asegura que «nos sentimos cercanos a su dolor y estamos a su lado con una mano tendida como Iglesia samaritana». Finalmente, agradece «el cuidado que ha recibido tanto del personal sanitario como del que atiende el centro de Accem» y pide oraciones «por su alma, sus compañeros y su familia».
Con una capacidad inicial para 1.100 personas y actualmente alojando a 1.500, los trabajadores del acuartelamiento Primo de Rivera subrayan que «este tipo de centros dan el primer paso para una integración social en nuestro país». «Aquí intentamos poner las primeras piedras para que aprendan el idioma, se les explica cómo funciona la sociedad de acogida, tienen asesoramiento jurídico y se hacen otras actividades». Una labor que consideran «muy positiva» y que sirve a los usuarios para «ubicarse y poner en orden sus prioridades».
Como reacción a esta muerte, la diputada de Más País Tesh Sidi ha registrado este mismo miércoles una batería de preguntas al Gobierno sobre la atención médica a estos perfiles. Asimismo ha solicitado permiso al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para entrar en el centro de Alcalá de Henares e investigar su posible saturación.