Los terroristas destrozan la segunda misión de Pemba (Mozambique)
Después de una ocupación de tres semanas, comienzan a llegar relatos de destrucción de aldeas enteras y de masacres que han llenado los caminos de «cuerpos en descomposición»
«Está todo destruido». La victoria del Ejército mozambiqueño sobre los milicianos islamistas en el distrito de Muidumbe, en Cabo Delgado (Mozambique), permitió a la Iglesia local constatar a finales de la semana pasada el nivel de los daños después de tres semanas de ocupación. Y el padre Edegard Silva los compartió con la rama portuguesa de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Hasta entonces, habían llegado solo algunos relatos, y las noticias de la decapitación de varias decenas de personas.
Uno de los lugares más afectados fue la misión de Nangololo, la segunda más antigua de la diócesis de Pemba. «La casa donde vivíamos está reducida a cenizas. Todo el equipamiento se ha quemado», incluido el estudio de la radio comunitaria puesta en marcha por la Iglesia. «El templo que es sede de la parroquia está destruido», y la vecina casa de las religiosas también está destrozada.
El 30 de octubre, llegaron a todo el distrito de Muidumbe «hombres armados y violentos», explica el misionero de origen brasileño, «toda la población huyó para la zona de bosque. Nosotros nos refugiamos en Pemba». Cuando 20 días después la zona de la misión de Nangololo quedó despejada, algunos responsables, desafiando el peligro, «fueron a Aldeia de Muambula y con mucha dificultad consiguieron llamar a Pemba» y relatar lo ocurrido.
Cadáveres por los caminos
Los relatos recogidos por el padre Silva «hablan de masacres y de vidas y aldeas destruidas». Se ha sembrado destrucción por toda la zona, con «cuerpos en descomposición por los caminos. Y hay gente que sigue sin localizar a sus familiares». «Es el dolor de un pueblo», concluye el sacerdote.
Los primeros ataques terroristas en la región comenzaron en 2017, a manos de un grupo islamista al que popularmente se conoce como Al Shabaab pero que no estaría vinculado con el grupo del mismo nombre que opera en Somalia y está ligado a Al Qaeda. Además, el Estado Islámico anunció en 2019 la creación del Estado Islámico en África Central (ISCA por sus siglas en inglés), especialmente activo durante este año.
Se ha alcanzado el millar de muertos y el millón de afectados, incluidos entre 400.000 y medio millón de desplazados. Como denunció hace dos semanas el obispo de Pemba, monseñor Luiz Fernando Lisboa, a Alfa y Omega, desde que empezó 2020 los islamistas empezaron a lanzar ataques contra varias aldeas el mismo día, lo que indica que se están fortaleciendo.
Salir entre todos de la crisis
Los obispos del país mostraron recientemente su preocupación por la situación. Al final de su Asamblea Plenaria, celebrada del 9 al 14 de noviembre en la capital, Maputo, compartieron su cercanía a los afectados y su oración y «esperanza de encontrar el camino del diálogo que facilite el fin del terrible conflicto y del consiguiente drama humanitario».
En el comunicado final de su encuentro, el episcopado lamentaba el momento de gran tribulación que vive el país, con el yihadismo en Cabo Delgado, el aumento de otras formas de violencia como secuestros, criminalidad y violaciones de derechos humanos en el resto del país, y con las consecuencias de la pandemia de COVID-19. «Es responsabilidad de cada uno», subrayaban, «trabajar para salir de la crisis actual».