Los siete retos de la educación católica frente a la COVID-19 - Alfa y Omega

Los siete retos de la educación católica frente a la COVID-19

La Congregación para la Educación Católica del Vaticano ha hecho pública una circular en la que esboza el escenario que presenta el nuevo curso en el contexto de la pandemia

Redacción
Foto: Majid Asgaripour/WANA (West Asia News Agency_Via REUTERS)

En el contexto de la pandemia de COVID-19, la comunidad educativa debe «mirar hacia delante con valor y esperanza». Asimismo, en medio de las incertidumbres y preocupaciones, «los responsables sociales están llamados a dar mayor relevancia a la educación en todas sus dimensiones formales e informales». En una circular hecha pública este jueves, la Congregación para la Educación Católica del Vaticano ha querido hacer llegar a los estudiantes, sus familias, a los educadores y a los centros su cercanía y ánimo.

El documento coincide con el inicio del curso en muchos lugares del planeta, pero también con los últimos momentos del curso pasado en otros puntos de la geografía global. De su contenido, firmado por el prefecto, cardenal Giuseppe Versaldi, y su secretario, monseñor Angelo Vincenzo Zani, se desprenden también los que, para el dicasterio vaticano son los principales desafíos que la emergencia sanitaria ha planteado en el ámbito de la educación, y los retos para salir de esta situación de la mejor forma posible.

Crece la brecha

1.—La brecha digital y educativa: Aunque en muchos sitios «se ha intentado asegurar una rápida respuesta mediante plataformas digitales para la educación a distancia, su eficacia ha estado condicionada por una marcada disparidad en las oportunidades educativas y tecnológicas». Además, se citan estudios de agencias internacionales según los cuales diez millones más de niños no podrán tener acceso a la educación en los próximos años como consecuencia de la pandemia.

2.—El sostenimiento de los centros católicos: En muchos lugares, los centros educativos católicos no cuentan con ningún tipo de financiación pública. Si además están destinados sobre todo al servicio de familias con pocos recursos, al ser estas unas de las más afectadas por la pandemia sus ingresos por las pequeñas cuotas que pagan se pueden ver muy reducidos. Es el caso, por ejemplo, de los colegios del Patriarcado de Jerusalén, que en mayo lanzaron un llamamiento de urgencia. Algunos de estos centros «se enfrentan al cierre o a un redimensionamiento radical», reconoce la circular. Sin embargo, al mismo tiempo se alaba que «incluso en este caso han sabido hacerse avanzadilla de la preocupación educativa poniéndose al servicio de la comunidad».

3.—La insustituible presencia: «La teledocencia ha mostrado cómo el ambiente educativo, formado por personas que se encuentran e interactúan directamente no constituye simplemente un contexto accesorio a la actividad educativa, sino la misma sustancia de esta relación de intercambio». Especialmente en la primera infancia, la adolescencia y los primeros años de edad adulta, donde el encuentro y la presencia «hacen nacer las condiciones necesarias para el florecer de la creatividad y la inclusión».

«Nuevos recorridos formativos»

4.—La formación de los educadores: La preciosísima aportación de maestros y profesores «necesita ser sostenida mediante una sólida formación continua que sepa salir al encuentro de las exigencias de los tiempos». Esta continua renovación debe sostenerse en la síntesis entre fe, cultura y vida, y debe contribuir a que su esfuerzo se transforme «en acción real, creativa e inclusiva».

5.—Centralidad de la persona: «Hace falta volver a poner siempre en el centro de la acción educativa la relación con la persona concreta y entre las personas reales» que forman la comunidad educativa. En un mundo tan interconectado, «nos sentimos unidos para encontrar recorridos formativos nuevos que nos permitan crecer juntos» combinando los beneficios de la tecnología, la escucha sincera del otro y la reflexión compartida.

Por una alianza educativa

6.—El servicio: «Los colegios y universidades católicas están llamadas a formar personas dispuestas a ponerse al servicio de la comunidad». Esta necesidad supone al tiempo un llamamiento a «unir esfuerzos en una amplia alianza educativa para formar a personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contraposiciones y reconstruir el tejido de relaciones para una humanidad más fraterna».

7.—Trabajo en red: La alianza educativa deberá tener como objetivo «reencontrar un paso común para reavivar el esfuerzo a favor de y con las jóvenes generaciones, renovando la pasión para una educación más abierta e inclusiva». En las redes que se formen y se fortalezcan en este contexto, es preciso «fijar y compartir algunos objetivos irrenunciables hacia los cuales converger de modo creativo y concreto». Una de estas necesidades es desarrollar «modelos de convivencia alternativos frente a los de una sociedad masificada e individualista».