Los santos niños Justo y Pastor vuelven al lugar de su martirio
El 7 de marzo de 1758, Alcalá de Henares recuperó parte de las reliquias de los santos niños Justo y Pastor, custodiadas durante siglos en Huesca ante el peligro de las invasiones bárbara y musulmana. 450 años después, la diócesis complutense conmemora la Reversión de las reliquias de sus patronos
Los santos Niños Justo y Pastor derramaron su sangre por Cristo el 6 de agosto del año 306, en el mismo lugar donde hoy se levanta la catedral de Alcalá de Henares. Venerados desde su muerte como patronos de su ciudad, sus reliquias, custodiadas por los cristianos de entonces, ante el peligro de ser profanadas primero por las invasiones bárbaras y luego por los musulmanes, acabaron con el paso de los siglos en el valle de Nocito, en Huesca.
Allí permanecerían seguras durante toda la Edad Media, hasta que, gracias a la intervención de Felipe II y del Papa Pío V, los alcalaínos consiguieron que regresaran parte de las reliquias de sus patronos. El solemne recibimiento tuvo lugar el 7 de marzo de 1568. Representantes del Ayuntamiento, la catedral, la Universidad, así como todas las hermandades y cofradías participaron en una gran procesión que según los cronistas de la época fue la más grande que jamás se ha realizado en Alcalá de Henares.
El 7 de marzo de 2018 se cumplen 450 años de este acontecimiento, y para celebrarlo la diócesis complutense ha elaborado un amplio programa de actos litúrgicos que culmina este miércoles con una solemne celebración de la Eucaristía presidida por el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid.
«No hubo día más grande ni fiestas más hermosas que cuando llegaron las reliquias de los Santos Niños», ha afirmado el obispo de Alcalá de Henares, monseñor Juan Antonio Reig Plà. Por eso, «con la conmemoración de la Reversión de las Reliquias queremos dar gracias a Dios por habernos bendecido con tan grandes patronos y, junto con ellos, testimoniar ante el mundo que Dios nos ama y que solo por ese amor merece la pena dar la vida».
Hasta el 19 de marzo, se sucederán diferentes celebraciones y vigilias en las que participarán familias, enfermos, jóvenes, voluntarios de Cáritas y todos los fieles de la diócesis, al término de las cuales las reliquias serán acogidas en los diferentes monasterios de religiosas contemplativas de la diócesis. Además, hasta el 8 de abrilla sala Kyoto, antiguo Hospital de Santa María la Rica, acogerá la exposición Justo y Pastor. 450 años de la Reversión, en la que gracias a diversos elementos multimedia y numerosas piezas de arte y orfebrería se narra la historia del martirio de los Niños.
Diócesis Alcalá de Henares / Redacción
Para cumplir el edicto del emperador Diocleciano que ordenaba hacer sacrificios a los dioses romanos, el Prefecto Daciano desembarcó en Hispania, causando gran número de víctimas y llegando finalmente a Complutum. Al hacerse público el edicto en esta ciudad, dos niños llamados Justo y Pastor que se encontraban en aquel momento en la escuela, arrojaron al suelo sus tablillas de escritura y, saliendo del recinto escolar, se dirigieron al edificio donde residía el Prefecto y allí solicitaron ver a éste.
Los guardias de la puerta en un principio tomaron a broma la insistencia de los dos niños, que eran hermanos, por ver a Daciano, pero finalmente los condujeron hasta su presencia donde dieron testimonio de fe cristiana y, por tanto, de desacato al edicto imperial. El representante de Roma considerando su edad intentó atraérselos mediante regalos y un trato contemporizador. Pero a la vista de que esto no surtía efecto y los pequeños persistían en su actitud, ordenó que se les azotase con varas, lo que se hizo a conciencia, tanto que los dos terminaron bañados en sangre.
Sería el 6 de agosto de aquel año de 306 cuando Daciano, ante el persistente desafío de Justo y Pastor, ordenó que los sacasen fuera de la ciudad y los degollasen. El lugar del martirio fue un campo extramuros de Complutum que por esta causa sería llamado Campo Loable o Laudable donde, sobre una piedra, cortaron primero la cabeza a Justo y luego a Pastor, conservándose dicha piedra del martirio. Al salir Daciano de Complutum los cristianos dieron sepultura a los cuerpos de los niños junto a la piedra en la misma parte donde perecieron.
Los cristianos de Complutum edificaron sobre su sepultura una capilla para honrar su memoria.