Los salesianos recetan «optimicina» a quienes sufren «depresión religiosa» - Alfa y Omega

Los salesianos recetan «optimicina» a quienes sufren «depresión religiosa»

En un homenaje a los religiosos españoles, reivindican que «en esta cultura que critica a los cristianos, a los misioneros se les reconoce»

Rodrigo Moreno Quicios
El cardenal Cristóbal López Romero y Alberto López en los salesianos de Atocha
El cardenal Cristóbal López Romero y Alberto López en los salesianos de Atocha. Foto: Rodrigo Moreno Quicios.

«Mañana se cumplen seis años del asesinato en Burkina Faso de Antonio César Fernández, sus hermanos están aquí en este acto». Así ha comenzado Alberto López, responsable de comunicación de los salesianos, el acto homenaje a sus misioneros españoles en la tarde de este viernes. Ha tenido lugar en el salón de actos del colegio que la congregación gestiona en el barrio madrileño de Atocha. Aparte de hacer balance de estos 150 años de presencia en el mundo, se ha presentado el libro La aportación española a las Misiones Salesianas, escrito por el salesiano Jesús Graciliano González.

El provincial de la Inspectoría Salesiana Santiago el Mayor, Fernando García Sánchez, ha dado arranque al acto dedicando unas palabras de acogida a los presentes. Entre ellos, los cardenales Cristóbal López Romero y Ángel Fernández Artime. «Estamos convencidos de que esta iniciativa de San Francisco de Sales es iniciativa no humana sino de Dios», ha reivindicado el García. Ha sostenido además que «a los misioneros, en esta cultura que critica tantas cosas de los cristianos, aún se les reconoce».

Durante la presentación del libo La aportación española a las Misiones Salesianas, su autor, Jesús Graciliano González, ha presumido de cómo, para hacer la obra, «he recopilado el nombre de todos los salesianos y todo lo que se podía saber de cada uno de ellos». Encontró unos 1.300 que, cotejados con diferentes anuarios y los registros de difuntos, encajaban a la perfección. Aunque también hubo alguno que no terminó sus días como salesiano y que, por respeto a su decisión y su privacidad, no ha sido incluido en este cómputo. Aparte de estos casos que preferían no ser publicitados, González ha reivindicado que «faltará algún nombre, pero será porque no lo hemos encontrado, no hemos excluido a nadie». En total, más allá de España, son 11.000 los misioneros que esta congregación ha reunido a lo largo de su historia.

Tres testimonios en vídeo

Durante el acto se ha presentado también un vídeo con testimonios de salesianos como Juan Linares, misionero en República Dominica e impulsor del proyecto Canillitas con Don Bosco para sacar a los niños de la pobreza. «Ser salesiano es un sueño para mí», ha presumido.

José Antonio Vega, misionero en Guinea Ecuatorial, ha explicado cómo imparte clases en varios colegios y puso en marcha un teologado donde actualmente se forman unos 50 salesianos de toda África «con una gran riqueza cultural».

Y Pedro, otro salesiano destinado en Damasco, ha explicado que «el carisma salesiano está llamado a construir puentes». Y ha llamado a los jóvenes que pudieran ver el vídeo a que se plantearan que también podrían ser misioneros.

«La misión no es hacer heroicidades»

El cardenal Cristóbal López Romero, quien fue provincial de Paraguay y Bolivia y es actual arzobispo de Rabat, ha narrado que «lo que me llevó a otros países no fue tanto una experiencia religiosa como algo sociológico». Ya de joven, «me di cuenta de que el mundo se dividía en unos que tenían mucho y otros que no tenían nada». A sus ojos, «era un problema irresoluble para mí». Por lo que llegó a una conclusión: «ya que no podía solucionar el problema, quería vivir mi vida al lado de los que sufren en vez de los que lo provocan». Y ha sentenciado que «la misión no consiste en irse a otros países ni hacer heroicidades sino en darse cuenta de que Dios está entre nosotros y queremos darlo a los demás».

López ha contado que comenzó a ser misionero con 14 años ya en Barcelona, antes de consagrase y en un barrio de gitanos. Y que vio más pobreza allí que en sus siguientes destinos como salesiano. Arzobispo ahora de Rabat, donde los cristianos son minoría, ha explicado que «no es problema ser pocos sino ser sal que ha perdido el gusto o luz que no ilumina a nadie».

Y, con humor, ha concluido su intervención bromeando con que «frente a la depresión religiosa de pensar “qué pocos somos, que el último apague la luz”», ha recetado «tomar optimicina, que es un probiótico, no un antibiótico».

«Trabajar para el Reino de Dios»

El salesiano Manolo Ordóñez ha contado también cómo se enamoró de África y que, cuando sus superiores le ofrecieron ir a Angola, tuvo que buscar en un mapa dónde estaba, pero fue absolutamente convencido.

Faustino García, director de una escuela de Don Bosco en Túnez, ha valorizado la presencia de cristianos en el mundo musulmán «porque allí descubres que no trabajas por la Iglesia sino por el Reino de Dios». Y ha hecho hincapié en la «magnífica» relación con los musulmanes de allí. Un testimonio que contradice los discursos interesados desde Europa que buscan forzar un conflicto contra el islam.

Luis Manuel Moral y el cardenal Ángel Fernández Artime en el homenaje. Foto: Rodrigo Moreno Quicios

Y Manolo Jiménez, quien ha sido superior en un tercio de los países que los salesianos tienen en África, ha contado cómo «se ha invertido la tarta» y son ahora los cristianos africanos quienes sostienen las misiones allí.

Finalmente, entrevistado por el procurador de misiones Luis Manuel Moral, el cardenal Ángel Fernández Artime ha subrayado la importancia de libros como La aportación española a las Misiones Salesianas sosteniendo que «lo que se ha hecho por la historia salesiana en España en los últimos diez años, no se ha hecho ninguna otra nación». Y ha recordado el tiempo que sirvió en Argentina, donde los salesianos se instalaron en 1875 y que supuso su primera presencia fuera de Italia. «Conocí el primer lugar donde los salesianos fueron santos, locos y héroes».