Michael Crichton (1942-2008), creador de Parque Jurásico, trabajó durante años en el manuscrito de esta novela que su viuda entregó al también estadounidense coetáneo James Patterson para completarlo. Es un thriller sin dinosaurios (absténganse quien albergara esperanza de encontrar alguno suelto por esto de los giros de guión) con vocación exclusiva de best seller que se disfruta como una película norteamericana de acción en la sobremesa del domingo.
Érase una vez una paradisíaca playa de la ciudad costera de Hilo cuya cotidianidad surfera se ve interrumpida por violentos temblores que son el anuncio de actividad del volcán Mauna Loa: llega una erupción inminente que pronto amenazará con ser la más violenta del siglo y destruir la isla de Hawái. Página tras página, el pronóstico irá empeorando a ritmo vertiginoso hasta revelarse un secreto militar que avisa del peligro de que desaparezca todo rastro de vida sobre la faz de la Tierra en cuestión de días. Por supuesto, el libro no pierde la oportunidad de estructurarse en capítulos breves que irán cerrando las líneas argumentales en tensión sobre un esquema de cuenta atrás; y, como anécdota, cuando las cosas se tuerzan mucho en la aventura, habrá quien aconseje persignarse mejor que cruzar los dedos, y se podrá esperar algún milagro.
El protagonista es el doctor John McGregor, geólogo al mando del Observatorio Vulcanológico de Hawái, un antihéroe que tendrá oportunidad de redimir su fracaso como esposo y padre al frente de la épica misión de salvar al mundo. Le veremos ejercer de maestro sabio como entrenador del joven Lono Akani, habrá ocasión de que nos muestre su corazoncito en pasajes dramáticos y no nos quedarán dudas de su nobleza y capacidad de sacrificio al término de la historia. Sus valores heroicos pesarán más que la parte pesimista de la trama, que narra cómo el intento de formar un dream team con personas escogidas para ejecutar la casi imposible misión de desvío de los flujos de lava fracasa estrepitosamente por luchas internas de poder, en una atmósfera que no es de colaboración sino de arrogancias y feroz competitividad entre personajes que se hacen pequeños porque son incapaces de la más lógica generosidad en momentos críticos para la humanidad. Entre los peor parados, los periodistas de The New York Times y los divulgadores científicos de televisión, ridiculizados por someterse a la ley del espectáculo.
Michael Crichton y James Patterson
RBA Libros
2024
432
22 €