«Los profetas del Antiguo Testamento criticarían los excesos de las guerras contemporáneas» - Alfa y Omega

«Los profetas del Antiguo Testamento criticarían los excesos de las guerras contemporáneas»

El experto en derecho internacional Martín Ortega ha escrito Hacia la fuente, una obra que demuestra que «las preocupaciones de humanidad y justicia del Antiguo Testamento siguen vigentes» y que están en la «raíz de nuestro sistema ético»

José Calderero de Aldecoa
Martín Ortega en la sede de 'Alfa y Omega' con su libro
Martín Ortega en la sede de Alfa y Omega con su libro. Foto: José Calderero de Aldecoa.

Ha sido profesor de Derecho Internacional. ¿Qué le ha llevado a escribir sobre el Antiguo Testamento?
Me he dedicado profesionalmente al Derecho Internacional, un campo muy interesante repleto de relaciones humanas, conflictos, búsqueda de la paz… Y el Antiguo Testamento (AT) está repleto de todo ello: tiene guerra, tiene paz, literatura, tiene, por supuesto, ética y normas religiosas y morales. Además, el AT es en realidad la raíz de nuestra cultura, de nuestro sistema ético y nuestro sistema de pensamiento. En la obra he tratado de plasmar mis experiencias en instituciones internacionales, en negociaciones internacionales, en el Ministerio de Exteriores, y ver cómo buena parte de la actualidad bebe de estas fuentes históricas.

¿Qué nos dice el Antiguo Testamento en el contexto internacional en el que nos movemos hoy?
—Por ejemplo, los profetas —muy activos entre el siglo X a.C. y el siglo V a.C.— son figuras fundamentales ya que van reclamando corrección en el actuar a los reyes, a los nobles, a los sacerdotes y en general a toda la comunidad. Estas mismas preocupaciones de humanidad y de justicia siguen vigentes. Otra cuestión sobre la que podemos aprender del Antiguo Testamento es cómo la violencia y el extermino que se dan en las guerras de entonces se van modulando y limitando gracias a la intervención de distintos personajes bíblicos, como los citados profetas. En la actualidad, esos mismos profetas estoy convencido de que criticarían los excesos de las guerras contemporáneas.

Precisamente vemos cómo en Gaza, donde se ha matado a decenas de miles de personas, hoy se ha procedido a la liberación de varios rehenes. ¿Cómo ve lo que está ocurriendo y cómo valora el papel de la Iglesia en todo ello?
—El conflicto de Gaza, el conflicto de Ucrania y otras situaciones internacionales han dado lugar a una visión muy polarizada y muy desquiciada de lo que está ocurriendo. El Papa León XIV ha sido una de las pocas voces, si no la única, que ha mantenido las ideas claras y la ecuanimidad a la hora de analizar lo que pasaba en estos conflictos porque ha hecho llamamientos cristianos de humanidad y de sensatez frente a la barbarie. Es de agradecer que haya habido ese rayo de luz sobre unos conflictos y unas guerras que estaban absolutamente desbordadas y fuera de control. En mi opinión, el Papa León ha hecho una gran labor, independientemente de que sean más mediáticas las declaraciones de Trump o las declaraciones de Netanyahu u otras declaraciones. Independientemente de que la política haya desvirtuado el análisis racional y jurídico de derecho internacional de lo que estaba pasando en los conflictos. Aparte de todo eso, afortunadamente, el Pontífice ha hecho siempre un llamamiento a la paz y al respeto de las reglas de humanidad. Mi admiración por todo ese trabajo.

Del libro parece interesante que presenta los textos en orden cronológico, lo que permite entender cómo evolucionaron las ideas a lo largo del tiempo.
—Esa es una de las cuestiones fundamentales del libro, ver cómo se sale de un mundo de barbarie, donde se cometían atrocidades —como la esclavitud, como el exterminio de los enemigos—, un mundo sin reglas, sin normas. Sin embargo, a través de un proceso muy interesante que surge en el pueblo hebreo se van introduciendo normas para regular todo eso y hacer un mundo más humano y justo. Se trata de un proceso largo, en el que destacan los mandamientos y otros códigos presentes en el Antiguo Testamento, y que posteriormente se trasladan al Nuevo Testamento y se introducen después en nuestra civilización.